En ‘Stillwater’, Tom McCarthy mixea
géneros. Si bien aborda la mayor parte
del relato desde el drama, no le tiembla el pulso cuando incursiona en el
thriller, regalándonos unos buenos momentos cargados de tensión. Tampoco
desentona cuando se lanza hacia el romance y allí, junto al lado dramático, emociona
con gran naturalidad.
En esta
propuesta vemos a Matt Damon en la piel de Bill Baker, un operario que viaja a
Marsella para visitar a su hija (Abigail Breslin), quien se encuentra en
prisión por un asesinato que jura no haber cometido. Su padre hará todo lo
posible para demostrar la inocencia de la joven.
Un poco
menos de dos horas y media de metraje (probablemente lo único “reprochable” de
un film que cuenta con algunas escenas de relleno) de visionado ameno, por lo
que cabe destacar la buena mano narrativa del realizador de obras como ‘The
Cobbler’ y la ganadora del Oscar ‘Spotlight’.
Olvidémonos
del Damon carismático y con mucha picardía al que nos acostumbramos a ver, dado
que aquí, en ‘Stillwater’, su caracterización como un tipo tosco y de pocas
palabras resulta sumamente convincente y distinta de todas las actuaciones que venía
dando. El bueno de Matt se carga la cinta al hombro, con la cámara enfocándolo
todo el tiempo (así como sucedía en ‘The Martian’), brindando una de las
mejores (o quizá la mejor) interpretaciones de su carrera.
Existen
pasajes previsibles y otros en los que se dan giros muy bien ejecutados, pero la
principal virtud de la historia reside en que ninguna situación se percibe
forzada, pudiendo pasar de un evento dotado de mucha tensión (hay una
secuencia con mucha adrenalina que puede recordar a ‘El Secreto de sus Ojos’) a
otro de drama sin ningún tipo de complicaciones en esa transición.
Breslin
se desenvuelve con mucha solidez, como de costumbre, al igual que Camille
Cottin, de sentida labor, pero quien se roba la atención de todos y sorprende
es la pequeña Lilou Siauvaud.
Con
todos los condimentos mencionados y con sencillez y seguridad en su andar, ‘Stillwater’
inquieta, conmueve y acaba resultando una película redonda.
Lo Mejor: Damon
en un rol distinto, las actuaciones en general. La revelación en la labor de Siauvaud.
Cada género está abordado con mucha naturalidad.
Lo Peor: la historia podría haberse
contado en menos tiempo.
Puntaje: 8,5
Alancitos Viajantes a Marsella sobre 10
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