jueves, 31 de octubre de 2013

Los elegidos (Dark Skies) - Crítica


Intrusos, molestos y de temer

No estamos solos en el universo, y lo desconocido es mucho más temible que curioso.
Scott Stewart consigue tensionar sorprendentemente. Se toma su tiempo, es cierto, pero cuando su escalinata aborda la cima del cerro, el suspenso se mete en la piel del espectador. También es real que se expone durante pocos minutos, no obstante se hace visible de manera efectiva y sin demasiados enredos ni determinaciones rebuscadas.
Los elegidos emplea casi la misma fórmula que la mayoría de las historias que involucran a una familia acosada por constantes sucesos sobrenaturales, aunque aquí la invocación a espíritus pesados parece tomarse unas vacaciones, reemplazándola por la presencia de alienígenas.
La lentitud con la que todo transcurre, extrañamente no le juega para nada en contra a la proyección, por lo que se aprecia un buen recurso en cuanto al modo de narrarnos los acontecimientos mediante la apelación a una suerte de “mini” subtramas que van desde la rebeldía y la fase exploratoria adolescente hasta la rutinaria vida de pareja en donde la retroalimentación parece pender de un hilo. Pero lo destacable y atrayente de Dark Skies se centra en la amenaza extraterrestre: sin ser escabrosa, obra con un tono tan oscuro como tenaz.
¿Cuál es el motivo perseverante del acecho de estos seres espaciales? Miedo, escepticismo y un sinfín de dudas se entremezclan hasta sobrepasar la mitad del film. Entonces Stewart despierta y se da cuenta que no le queda mucha más soga para terminar de abrazar al producto y con un acertado lanzamiento culmina anudando al público.
Aunque no trascienda y probablemente sea más olvidable que memorable, cuando se arriba al clímax con sonidos chirriantes e iluminaciones sugestivas, el nerviosismo toma gran forma y acaba convenciendo al observador.

LO MEJOR: actuaciones convincentes. Simple pero efectiva. El suspenso llegando al final.
LO PEOR: el desenlace. Tarda en llegar al apogeo.

PUNTAJE: 6

domingo, 27 de octubre de 2013

Películas del Recuerdo - Un día de furia (1992)


Liberando el demonio interior

Dirigida por Joel Schumacher y luego ascendiendo a la categorización de película de culto, Un día de furia es un producto que siempre resulta atractivo a la hora de volver a visionarlo o, bien, interesante para repasar algunas escenas memorables.
Con un Michael Douglas netamente “on fire” llevando a cabo una enorme actuación, la historia desnuda las miserias humanas, el desorden social, la falta de cordialidad y de paciencia en la gente y, principalmente, la irradiación de toda la rabia acumulada que una persona pueda almacenar en su interior, exacerbada y magnificada con su pertinente plasmación a los hechos. ¿Quién nunca sintió, aunque sea en efímeros momentos, la necesidad de sacarse el enojo, ante situaciones exasperantes, y destrozar todo aquello que se le cruce en su camino de modo intolerante?


A nuestro protagonista parece sofocarlo inicialmente una mañana acalorada, agobiante que, para colmo, lo mantiene atorado en un embotellamiento de tránsito infernal. Encolerizado, abandona su automóvil y decide emprender retorno a su casa. A partir de allí, cada circunstancia poco favorable que se interponga en el andar de Douglas provocará sus más temibles y violentas reacciones, evolucionando en cuanto a nivel armamentístico (comienza con un bate de béisbol) y desarrollando una furia que parece no tener techo alguno. Del otro lado, y con su siempre disfrutable presencia, Robert Duvall en el traje de un oficial de policía que seguirá los rastros del causante de consecutivos arranques de irrefrenable locura.
Schumacher logra que los inverosímiles resulten entretenidos, tragicómicos y hasta en cierto punto cercanos a la identificación que el espectador pueda percibir con el endemoniado personaje. Más allá de una banda sonora tensa, con nervio y muy a tono con las diversas eventualidades que se sortean, lo atrayente del film también encuentra lugar en su atemporalidad: la tozudez de la sociedad, el racismo y la intolerancia como aspectos de cualquier época.
A pesar de una mutación que se torna cada vez más turbia, ¿cuántos, en la vida real, idearon o maquinaron alguna vez su “día de furia”?

LO MEJOR: Douglas y Duvall. El ritmo de la narración, las secuencias, algunas inolvidables como en la hamburguesería a las que da gusto rememorar una y otra vez.
LO PEOR: ciertas determinaciones se vuelven algo repetitivas.
PUNTAJE: 7,5


miércoles, 23 de octubre de 2013

Kick Ass 2 - Crítica


Rompiendo huesos, parte dos

Esperadísima secuela de la violenta y sorprendente Kick-Ass, esta suerte de comedia negra que combina acción, superhéroes y mucha adrenalina. ¿Se cumple el famoso dicho que reza que las segundas partes no superan a las primeras? Discutible, pero lo que sí queda claro es que esta última edición no tiene nada que envidiarle a la iniciadora de la saga.
Sin escatimar en sangre ni en secuencias crispadas, Jeff Wadlow parece encontrar el punto justo de cocción a la hora de montar cuadros estremecedores con menor grado de exceso. También sabe que la dinámica es un traje que le sienta bien en demasía a la historia, por lo que la película no decae un solo minuto y mantiene al público entretenido durante todo el metraje.
Nuevamente, el personaje de Hit Girl se lleva todas las miradas, los aplausos y eleva la admiración de sus seguidores. La pequeña heroína es la verdadera y principal razón por la que Kick-Ass atrae y contagia. Y aquí hay una importante y destacadísima labor de la responsable de encarnar a la niñita de peluca violeta. Chloë Grace Moretz desborda de carisma y permite que el espectador disfrute, ría y se sienta seguro cada vez que ella aparece en escena; aniquilando villanos con su bestial y peculiar modo o incluso desarrollando una faceta aislada de la vida de superhéroe (rol que se muestra en este capítulo involucrándola en la cotidianeidad escolar).


La inclusión de un nuevo personaje interpretado por Jim Carrey le aporta un baño de frescura a la narración, aunque quizás erróneamente no se le dé la participación necesaria como para aprovechar más al actor cómico de las mil y una gesticulaciones.
El humor negro sigue haciéndose presente en Kick-Ass 2, y la reunión de dos grupos distintos de sujetos disfrazados con una imperiosa necesidad de imponerse como paladines termina resultando un elemento sugestivo. Quienes comulgan con Kick-Ass y quienes intentarán destruirlo respetando órdenes de un torpe y bien caracterizado bellaco bajo el seudónimo de “Mother Fucker” (ex Red Mist).
Entretenida, disfrutable y con unas cuantas dosis cruentas de enfrentamientos, la cinta cumple con su cometido, incluso tornándose turbia cuando se llama a la tensión.

LO MEJOR: Hit Girl nuevamente. Acción, bien filmada. Divertida. Un ritmo frenético.
LO PEOR: se desaprovecha el personaje del coronel encarnado por Carrey, al no darle un mayor tiempo de colaboración que hubiese resultado atractivo.

PUNTAJE: 7,2

lunes, 21 de octubre de 2013

Películas del Recuerdo - Reservoir Dogs (1992)


Los colores del delito

Allá por la década del noventa (a principios de ella), el bueno de Quentin Tarantino daba que hablar, sorprendiendo y saltando a la fama a partir de un film sanguinario, soberbio desde la puesta en escena, con unos diálogos más que interesantes (fieles al estilo del director) y con un reparto de ensueño.
El creador de este neo-noir nos sumerge en una historia de atracos, en donde una banda bien organizada tiene como encomienda el robo a una importante joyería. Los integrantes de este grupo criminal poseen la particularidad de no conocerse entre sí, llamándose bajo nombres de colores, en donde Harvey Keitel es Mr. White y Steve Buscemi Mr. Pink, por ejemplo.
Algo sale mal, un imprevisto permite la llegada de policías al momento del timo, motivo por el cual, entre gatillos fáciles y desorden, nuestros protagonistas escapan hasta reunirse en un sitio en común. Pero lo encantador del relato radica en que lo recientemente mencionado prácticamente no se muestra sino de a pequeños sorbos bajo algún que otro flashback o bien a través de la deducción que pueda sacar el espectador de las pláticas y acusaciones que se sortean entre los partícipes de la misión.


Tarantino desarrolla casi toda la cinta en un solo escenario. Allí engendra y construye diversos estados sofocantes, angustiosos y comienza a enseñarle al gran público su gusto por la sangre a chorros, así como también se las ingenia para ambientar las secuencias con una musicalización sugestiva, algo que de aquí en más se convertiría en otra de las piezas claves en la carrera fílmica del nacido en Tennessee.
El guión, tan poco rebuscado como sólido, nos permite jugar con la intriga por descubrir qué ha pasado para que el tan estructurado plan se echara por la borda. Los personajes van sufriendo trastornos nerviosos cada vez más elevados, en etapas en donde la desconfianza hacia el otro aumenta progresivamente. La idea de un delator cobra cada vez más firmeza y ninguno de ellos sabe cómo puede acabar la cuestión.
Quentin llama la atención, también, por el asomo de lo que luego sería siempre una característica innata en sus crónicas: el exceso. Y nos lo enseña con un cuadro retorcido en una de las circunstancias más fuertes de aquellos años, desbordante de violencia y alaridos extremos, en donde Michael Madsen toma el rol principal.
Poco más de hora y media de metraje de una película de culto que raramente deje indiferente a los observadores, sobre todo pertenecientes a la rama amante del séptimo arte, con la fortuna de librar una resolución merecedora de admiración.

LO MEJOR: las actuaciones, el guión, la forma de atrapar al espectador valiéndose casi todo el tiempo de un solo escenario. Música, diálogos, acción, tensión made in Tarantino.
LO PEOR: algunas escenas en donde se recurre al flashback se exceden en lentitud.
PUNTAJE: 8,2


viernes, 18 de octubre de 2013

20000 Besos - Crítica


Amigos y chasquidos que dicen mucho

Divertida comedia que expone en pantalla, a puro estilo argento, el reencuentro, los desamores y una fresca bocanada de liberados y geniales diálogos de un grupo de treintañeros bastante bloqueados, inconscientemente, en cuanto a madurar y darse cuenta de la edad que poseen.
El protagonista es Juan (Walter Cornás), quien tras separarse recientemente parece emanciparse de todo compromiso retornando a las reuniones amigueras, trasladándose en skate de un lado a otro, portando este elemento un valor simbólico de despojo y albedrío juvenil. Entre anécdotas, ironías y pláticas amenas entre los participantes, cada uno de ellos parece almacenar más de un infortunio amoroso en su historial, abordando la temática en una sintonía tan verosímil que permite que muchos se sientan identificados con los personajes.
Juan trabaja con Luciana (Carla Quevedo en destacable y sorprendente encarnación) una joven difícil de descifrar, de apariencia naif, inocentona y conductas zonzas, que para nada van con el carácter y el modo de ser de nuestra figura principal. Pero hay algo que lo cautiva y lo compenetra con ella, quizás por oposición o percepción, sin embargo Juan comienza a enamorarse.


Por momentos parece distinguirse, entre la niebla que separa la cámara de la puesta en escena, a un De Caro inmerso en la piel de quienes llevan a cabo las interpretaciones, con ese peculiar e inteligente humor, incluso cuando alguno cita la palabra “maestro” como fiel a su vocabulario.
Angustias, alegrías, chasquidos como código para indicar la intensidad de un beso, juegos para conquistar mujeres, menciones cuasi nerds a los videojuegos, retratos satíricos y muy bien cimentados del loser argentino, algunos elegantes recursos técnicos y una banda sonora disfrutable sonando con Cosmo de fondo (vale mencionar el tema El dueño del sueño) fundan los motivos particulares para que 20000 Besos cumpla, sin llegar a trascender.

LO MEJOR: el reparto en general, principalmente Quevedo y Alan Sabbagh. Los momentos graciosos, con ese peculiar sentido del humor impreso por su director.
LO PEOR: parece faltarle algo al remate del film.

PUNTAJE:

jueves, 17 de octubre de 2013

Chicas armadas y peligrosas (The heat) - Crítica


Policías ácidas y espontáneas

Disfrutable comedia que mezcla la vieja fórmula de constituir un protagónico a partir de un dúo policial con chispa e incongruente entre sí, tanto en características como en modos de resolver las situaciones.
Bullock y McCarthy son opuestas. Físicamente, en cargos y en sus maneras de obrar. Una pareja despareja que funciona cuando ponen en juego todas sus armas y espontaneidades en una dura y peligrosa misión que las une. Insultos, palabreríos, disputas, burlas, humor negro y buena musicalización son los condimentos especiales de este entretenimiento cinematográfico.
La química entre las intérpretes contagia mientras le da dinámica y agilidad a los acontecimientos. Interesante también resulta el componente que va por afuera del lado cómico de la historia, en donde algunas pinceladas de violencia y acción dejan sus manchas artísticas en la pared narrativa de la cinta.
Pero The heat no es pura vivacidad y posee algunos aspectos negativos que, al detectarse con facilidad, perjudican y reducen el score final del film. Uno de ellos radica en su extensa duración: este tipo de películas suele encasillarse en parámetros de un metraje que raramente supere los noventa minutos, de modo que el relato no se entorpezca virando en la redundancia, pero el empecinamiento de Paul Feig, su director, alarga la aventura hasta llegar prácticamente a las dos horas de proyección. Otro punto en contra tiene que ver con las reincidencias: cuando se fuerzan los gags a base de reiteraciones o estados de histeria del personaje de McCarthy (por encima de la media en cuanto a impulsividad), las secuencias pierden frescura y dificultan la lectura del espectador, quitándole ese flanco enérgico que predomina en gran parte de la cronología.
Amena, divertida y con actuaciones pegadizas, The heat acaba siendo un producto satisfactorio, sin mayores galardones.

LO MEJOR: el feeling entre Sandra Bullock y Melissa McCarthy. Entretiene, no se limita sólo a lo humorístico.
LO PEOR: le cuesta cortar ciertas instancias graciosas a tiempo, antes de opacar los chistes por sus iteraciones.

PUNTAJE: 6

viernes, 11 de octubre de 2013

Gravity - Crítica


DON’T LET GO

Ficción, aventuras, drama, tensión. Alfonso Cuarón crea un clima apabullante, en donde la estética y el envolvente sonido son las estrellas de esta impactante obra cinematográfica.
De lo mejor del 2013, la película aborda una peripecia espacial de un modo alucinante, como pocas veces se ha visto en este tipo de historias. Logra que el espectador se sienta lo más cercano posible a flotar en el espacio, con todo el terror y la desesperación que ello conlleva.
Ryan Stone (Sandra Bullock) y Matt Kowalski (George Clooney) se encuentran reparando un satélite fuera de su nave. Él, jugueteando, siempre hablando en un tono pícaro, despreocupado y ducho en este tipo de asuntos. Ella, apenas comenzando y haciéndose camino como astronauta. Aquí la presentación de los personajes, a través de un plano secuencia majestuoso y sin desperdicio alguno propiciado por Cuarón. Pero algo rompe el esquema y un accidente inesperado hace destrozos, quedando Matt y Ryan ondeando en la perturbadora gravedad.
A partir de allí la narración somete al observador a dejarse llevar por un mundo de sensaciones, invitándolo a recorrer el inmenso cosmos en la piel del dúo actoral (más que nada en Bullock), en lo que podemos denominar como cine-experiencia.


Con una trama directa y poco rebuscada, la cinta nos pone los pelos de punta a partir de la creación de un universo tenso, tirante, en donde los momentos de suspenso resultan claustrofóbicos. La impresión de quedar boyando en la inmensidad intimidante del espacio y con la pérdida de conexión con cualquier tercero que pueda socorrer a nuestros protagonistas es inigualable. Y aplastante. El desconcierto, el temor y la exasperación que se construyen se engrandecen gracias a una puesta en escena sublime y un sonido arrollador.
Pero no todo es magnífico en Gravity, aunque se le puede dejar pasar. El guión no es precisamente su plato fuerte, y aunque brille por el virtuosismo extremo de su imagen y sus efectos y nos impregne unos cuantos pasajes en la mente, puede dejar una pequeña sensación de que algo le ha faltado.

LO MEJOR: un espectáculo visual. Intimidante, tensa, con una interpretación brillante de Bullock. Sonido envolvente. Se crea una atmósfera inmejorable, compenetrando al espectador en la historia.
LO PEOR: probablemente lo simple que es la trama.

PUNTAJE: 8,8

jueves, 10 de octubre de 2013

Wakolda - Crítica


Una pava nazista sin hervir

Lucía Puenzo logra ambientar notablemente la narración, valiéndose de su capacidad técnica y correctos recursos estéticos para darle un tono dramático y fino a la fotografía del film. Pero a veces, lo que resulta apreciable para la óptica humana, no se condice con la línea argumental.
Wakolda nos remite a la historia de Lilith (Florencia Bado en destacable actuación), una niña de 12 años con problemas de crecimiento. Sus padres (Diego Peretti y Natalia Oreiro) hospedan en su hostería a un misterioso médico alemán (Álex Brendemühl). Éste, en la piel del acérrimo y perverso nazi Josef Mengele, parece obsesionarse con la pequeña a fin de someterla a tenaces experimentos que la ayuden a ganar unos centímetros más de longitud.
Difícil de descifrar, el alemán intenta seducir y subir escalones en confianza desembolsando efectivo sin tapujos, ya sea por adelantado para su alojamiento o bien invirtiendo en negocios asociados a la familia. Pero hay algo que nunca cierra, y el flanco siniestro del doctor se va descubriendo poco a poco.
Con una dinámica lenta, mansa pero sin aburrir, Wakolda se toma su tiempo para enlazar y enganchar plenamente al espectador. El relato encuentra su punto de equilibrio llegando a la mitad del metraje, pero luego empieza a decaer mientras se ahoga en su dificultad para cambiar de marcha, quizás en su afán por abarcar varios subtramas como el paso hacia la adolescencia y la mirada despectiva hacia el otro, elementos que más allá de estar bien contados, enfrían el eje central de la cinta.
Un drama que goza de interpretaciones creíbles y afable pulso, con rasgos de buen cine y un trabajo de fotografía virtuoso. Un producto que de tan cuidadoso falla a la hora de cosechar suspenso, dejando una sensación de desaprovechamiento, sobre todo en lo que respecta a la tensión que se podría haber suscitado si se hubiesen pulido mejor las escenas en donde el personaje encarnado por Brendemühl debería invocar al horror y a la monstruosidad tan aberrante que formaron parte de su ser.

LO MEJOR: dirección, ambientación, actuaciones. Gran calibre técnico.
LO PEOR: decae con el correr de los minutos. Falla cuando debe generar tirantez.

PUNTAJE: 5,6

lunes, 7 de octubre de 2013

Películas del Recuerdo - The Big Lebowski (1998)


Dude, bowling y la alfombra orinada

Comedia negra, de culto, con un guión bien elaborado por los hermanos Coen y una buena cantidad de diálogos hilarantes y apreciables en su esencia.
The Big Lebowski cuenta con muchos puntos a favor, partiendo de la base de que, dentro del género, ofrece algo distinto, tanto desde la línea narrativa como desde la forma en que se transporta al espectador a pequeños lugares en donde el clima se percibe enrarecido, surrealista y satírico. La dirección es buena y la banda sonora no sólo acompaña sino que además ensalza las escenas (Bob Dylan, Creedence, entre otros).
Jeff Bridges se hace llamar Dude, un tipo tan vago como nulamente ambicioso. Desempleado, pasa su tiempo jugando a los bolos con sus amigos (John Goodman y Steve Buscemi). El punto de inflexión se da rápidamente, cuando unos matones invaden su casa y lo confunden con un millonario apellidado también Lebowski. Lo que saca de quicio a nuestro protagonista es que estos sujetos orinen sobre su alfombra, por lo que decide contactar al verdadero acaudalado. Una vez lo encuentra, el opulento le propone a “El Dude” recompensarlo si halla a su mujer, quien parece haber sido secuestrada.


A partir de allí comienzan las desventuras de este grupo poco convencional de compañeros, cuyas decisiones no siempre acaban siendo las más racionales y fortuitas. Humor negro, situaciones tan absurdas como graciosas e interpretaciones contagiosas de Goodman y Bridges conforman lo elemental del film, el cual también goza de una trama bien cimentada que sorprende con unos eficaces e ingeniosos virajes argumentales.
Imprescindible y digna de ver varias veces, The Big Lebowski deja sensaciones diversas que incluso se moldean de gran manera pasado un buen tiempo de su finalización si apelamos a la recreación en la mente de escenas aisladas, como en la que le toca participar brevemente a John Turturro.

LO MEJOR: jocosa, una comedia diferente. Buen relato, secuencias memorables. Actuaciones y banda sonora.
LO PEOR: algunos pasajes oníricos pierden gracias al estirarlos más de lo debido.

PUNTAJE: 7,7

viernes, 4 de octubre de 2013

Kon-Tiki - Crítica


Aventuras oceánicas

Kon-Tiki termina resultando un más que ameno producto. Basado en hechos reales, el film noruego posee una base sólida como una roca en cuanto a estética visual, encontrando en la mitad del relato su plato fuerte y más apetitoso.
Obstinado y encerrado en su terquedad, Thor Heyerdahl está dispuesto a comprobar una teoría en la que se halla abocado hace tiempo, intentando demostrar cómo indígenas sudamericanos pudieron arribar a la Polinesia miles de años atrás. Sin financiación de terceros al tildar su idea de descabellada, nuestro protagonista reúne un equipo de cinco hombres para embarcarse por cuenta propia y llevar a cabo una travesía tan peligrosa como emocionante.
Con un ritmo apreciable y una más que lograda puesta en escena, la película posee la condición de sumergir al espectador de lleno en una aventura admirable, haciéndolo partícipe y transportándolo a estados a través de los cuales pueda meterse en la piel de los personajes y experimentar diversas percepciones.


Thor, como líder y conductor del grupo, no acepta que la balsa sea construida con elementos más avanzados que los utilizados por los propios nativos, asumiendo así un compromiso más riesgoso y real con la causa. A partir de allí y con un abanico de trances a enfrentar, estos audaces muchachos comienzan a toparse con diversas controversias que van surgiendo. Tiburones, tormentas y debilidades de su navío los acechan, generándose un clima tenso y en instancias agobiante.
Kon-Tiki es una historia de superación y de un esfuerzo sobrehumano, tenaz, así como también una estampa acerca de valores, compañerismo y trabajo en conjunto. Una hazaña bien contada, que en su desarrollo encuentra los puntos más críticos y de mayor nervio, aunque no acabe de ocasionar una sensación de saciedad.

LO MEJOR: agradable de ver, estimable. Bien narrada. Los pasajes de tensión. Lo interesante que resulta la aventura. Actuaciones.
LO PEOR: no pule del todo la emoción. No invita a verla nuevamente.

PUNTAJE: 7

martes, 1 de octubre de 2013

La chispa de la vida - Crítica


Brainstorming, medios y urgencias financieras

El director bilbaíno Álex de la Iglesia construye una comedia dramática que mezcla realidad con ironía, sucesos concebidos tanto desde la naturalidad de lo cotidiano como desde un flanco satírico, poco sutil y misántropo hasta la médula.
La chispa de la vida hace alusión al eslogan que Roberto (José Mota) ideó para una exitosa campaña publicitaria. Un creativo que en la actualidad del film se encuentra tan desocupado como desesperado. Tras una frustrada entrevista laboral, intenta recordar gratos momentos de su vida al visitar el lugar donde pasó su luna de miel. Al arribar allí, se encuentra que el establecimiento ha sido reemplazado por un museo. Recorriendo erróneamente las ruinas del sector, sufre un accidente al incrustarse una barra de hierro en la cabeza, quedando inmovilizado hasta el aproximamiento de la prensa y médicos especializados.
El director vuelve a dejar huellas de sus particulares pisadas fílmicas: comienza recurriendo al humor negro para remarcar el carácter tragicómico de las situaciones, sin dejar de lado una interesante y sarcástica crítica al papel vil y demoníaco de los medios de comunicación, cuyo olfato goleador parece percibir siempre a tiempo el acontecimiento más desdichado a fin de dar la nota, la primicia y reinar en el rating.
La película se deja ver gracias a la calidad técnica y a actuaciones creíbles, funcionando cuando no se invoca en exceso a instancias tan mordaces como reiterativas, siendo en esos momentos donde la narración parece hundirse peligrosamente en un mar de vulgaridades.
El problema de La chispa de la vida radica en la dificultad para encontrar un remate; mientras los minutos avanzan y el drama parece dejar atrás todo elemento agotador de tanta quemada socarronería, el desenlace se muestra de forma tan repentina como sustancialmente reprochable.

LO MEJOR: la primera mitad de la cinta. La filmación, la mano del director. Algunos pasajes que resultan cómicos.
LO PEOR: la apelación constante e iterativa a la comedia negra, a veces innecesariamente. El final.

PUNTAJE: 5