TontoLone
Se percibe el ahínco en Gore
Verbinski y productores por engendrar una película comercial de la taquilla
de Piratas del Caribe. Pero este afán
se siente tanto que al atinar en varias similitudes con las entregas
cinematográficas de los bucaneros pierde mística. Y, sobre todo, emoción.
El llanero solitario cuenta con la particularidad de darle mayor cantidad de apariciones y
fuerza en la pantalla a quien hace de Toro (Tonto en el original), quedando
nuestro Lone Ranger como un acompañante pese a que el título de la cinta lleve
su nombre. Quizás en otro intento más de conquistar al espectador, lógico
resulta que el camaleónico Depp se
lleve todas las miradas en esa búsqueda obsecuente por atraer y llamar la
atención. El problema radica cuando el bueno de Johnny, incluso con su libre albedrío actoral desde la edificación
de cada uno de sus personajes, extrañamente no contagia, siendo a partir de ese
punto donde se quita el último ladrillo que conlleva al desmoronamiento de todo
un pilar en materia de trama y entretenimiento.
Se rescata una buena ambientación y unas bocanadas de western
apreciables desde los planos amplios, así como también alguna que otra escena
ágil (el enfrentamiento en el tren, por ejemplo). Todo lo demás resulta vacío,
insustancial y bastante lento. El film va dejando, con cada paso y relinche de
caballo en el desierto, trozos de diversión en el camino, agotando la energía
del relato, enarenándolo casi por completo como les sucede a nuestros
protagonistas (pero tapados de tierra) en una secuencia en la que quedan apenas
con la cabeza al descubierto.
Así, vacuo e insulso como en su fallido intento por hacer reír a
partir de un humor tan absurdo como poco ingenioso, El llanero solitario atraviesa el páramo sin pena ni gloria, en un
proyecto poco aprovechado y bastante tirado de los pelos.
LO MEJOR: un escenario aclimatado. Bien filmada.
LO PEOR: perezosa en su andar. Muy extensa. No conecta, tensión nula.
Previsible, no hay sobresaltos.
PUNTAJE: 4