domingo, 31 de mayo de 2015

Chappie - Crítica



Niño de titanio

Neill Blomkamp introduce por tercera vez al espectador en un futuro distópico, repitiéndose un poco en el universo que crea en pantalla, inclusive con una puesta en escena del mismo tipo y de igual atmósfera que en District 9 y Elysium, sus obras precedentes. De todos modos, el sudafricano nos cuenta una historia en la que el entretenimiento se pronuncia siempre como factor distintivo, casi sin intermitencias.
El director se vale de la presencia de su actor fetiche, Sharlto Copley, a quien esta vez le toca ponerse en la piel de Chappie, un robot diferente por su cualidad de aprender y de sentir. Un caso excepcional que acaba siendo apropiado por un grupo de criminales durante su creación. El “niño” de titanio se nutre de lo que van enseñando, adoptando y reiterando conductas y frases que le vayan inculcando en ese proceso de aprendizaje acelerado.
Lo interesante del relato radica en lo que puede llegar a acontecer si un androide que debería utilizarse para cumplir tareas policiales (como el resto de los robots que se observan en el film) cae en manos de un conjunto de sujetos con fines totalmente contrarios. Las cosas adquieren un nivel de complicación mayor si le sumamos el aspecto que implica el empleo de la inteligencia artificial propia de Chappie y las situaciones opuestas que va sorteando en el camino.


Blomkamp incursiona nuevamente en lo político, en lo social y en los roles de quienes ocupan posiciones de mayor poder. El realizador tampoco se olvida de lo meramente emotivo y aprovecha el crecimiento cognitivo y de valores de su protagonista para regalarnos algunos momentos en los que las sensaciones se mueven entre la impotencia y la sensibilidad en relación a lo que le toca experimentar a un robot que deja entrever su inocencia de la misma manera que genera empatía y enternece.


La película se muestra agradable en prácticamente cada pasaje de sus 120 minutos de duración. Entretiene también gracias a una fotografía al servicio de los filtros cálidos propios de los exteriores, siendo éste otro elemento que ya se había visto en las proyecciones anteriores de Blomkamp. Mención aparte a la música de Hans Zimmer, ese excelente compositor alemán que tanto sobresalió e impresionó en muchas obras dirigidas por Christopher Nolan.
Sin trascender aunque con un desenlace curiosamente interesante, Chappie se hace sumamente digerible y llevadera. El peso de las dos horas de metraje no se siente en esta enérgica entrega que fusiona thriller, ficción, emotividad y acción.

LO MEJOR: el entretenimiento que ofrece, casi sin irregularidades. La historia, entusiasma y conmueve.
LO PEOR: queda la sensación de que Blomkamp se repite un poco.

PUNTAJE: 7,5

viernes, 29 de mayo de 2015

Mommy - Crítica



Vivo per lei

El joven Xavier Dolan vuelve a demostrar su talento al frente de Mommy. La quinta cinta en la filmografía del canadiense, quien siempre está al mando del guión y la dirección de sus obras, deslumbra principalmente cuando la música se combina con la fuerza emotiva de algunas de sus escenas.
Mommy inicia con una placa que sirve como breve explicación de lo que ocurre en una Canadá ficticia, caracterizada en cuanto a elemento de diferenciación primordial por la aprobación de una ley que permite que los padres incapaces de controlar a sus problemáticos hijos puedan internarlos en un centro especial. Diane “Die” Despres es una madre viuda que decide educar por su cuenta a Steve, un adolescente que padece ADHD, tornándose sumamente difícil de manejar por lo desatado y violento que puede mostrarse. Kyla, vecina de Diane, interviene para ayudarla.


El “enfant terrible” llama la atención no solo en lo que concierne a su modo de filmar, sino también en lo que respecta a la dirección de actores (el trío principal redondea una performance excelente). El realizador de Les amours imaginaires opta por un formato cuadrado bastante peculiar de modo que el espectador no se distraiga con elementos externos que ocupen lugar en los escenarios. Es así como Dolan, a través de este formato, prácticamente nos obliga a enfocarnos de lleno en los protagonistas y en sus expresiones.
A veces genial y a veces algo pretencioso, el canadiense nos regala un par de secuencias emotivas y brillantemente combinadas con un soundtrack que acompaña, contagia y a la vez eleva el grado de enlace del observador con el film (mención especial al pasaje en el que suena Wonderwall de Oasis). El nacido en Montreal sabe cómo saltar de un estado a otro y conseguir que el público experimente una variedad de sensaciones entremezcladas y cambiantes, pero también suele pecar cuando da la sensación de que se enamora de sus productos, excediéndose o extendiendo peligrosamente los momentos en lugar de cortarlos a tiempo.
Mommy contiene referencias y detalles variados. Algunos de ellos resultan más detectables que otros (como sucede con el tema Vivo per lei en la secuencia del karaoke). Es factible que a la película le sobren algunos minutos y unas pizcas de histeria (de a ratos puede llegar a irritar), no obstante, se percibe sumamente intensa, opresiva y distinta, prestándose a debate y saliendo airosa al ser poseedora de mayor cantidad de elementos positivos que negativos.

LO MEJOR: las interpretaciones del trío protagónico. Con importantes niveles de intensidad. Polémica, ideal para debatir.
LO PEOR: da la sensación de que le sobra metraje.

PUNTAJE: 7  

domingo, 17 de mayo de 2015

Mad Max: Fury Road - Crítica



Adrenalina, vértigo y potencia sin límites en la carretera

Todo lo que se halla alrededor del universo de Mad Max: Fury Road desborda de desenfreno y potencia, a la vez que sugiere dinamismo. Esto abarca desde los pósters del film hasta la locura avasalladora que se desprende de sus tráilers. La suma de cada elemento permitió acrecentar la expectativa en los espectadores (principalmente en aquellos que se han declarado fieles seguidores de la trilogía protagonizada por Mel Gibson). Al momento de la verdad, la obra de George Miller cumple con lo prometido y nos regala un espectáculo visual tan delirante como furioso.
El arranque de la película nos introduce de manera intensa en el intento de escape de Max (Tom Hardy) de los hombres de Inmortan Joe, el villano de turno, en lo que representa un inicio que conecta, inquieta y atrapa. Del mismo modo deleita por el modo en que cada secuencia está rodada, conformando una línea que se mantiene constante y como sello distintivo durante gran parte de los 120 minutos de proyección.


Mientras Inmortan Joe domina e impone sus propias reglas en La Ciudadela, los pertenecientes a niveles sociales más bajos se desesperan por poder hacerse al menos de un poco de agua. Imperator Furiosa (Charlize Theron) emprende un camino diferente que es tomado como una traición por parte de Inmortan y sus súbditos. A partir de allí, las desquiciadas persecuciones se apoderan de la pantalla, a puro ritmo y vértigo. Encadenado al frente de uno de los vehículos (conducido por Nux, uno de los secuaces dispuesto a todo) y con un anhelo enfático por zafarse, Max soporta los primeros tramos de enfrentamiento sin poder ser partícipe voluntario de ello.
Miller respeta el espíritu de la trilogía incluso añadiéndole a la cinta algunos guiños respecto de las producciones que supo dirigir entre 1979 y 1985. Lo bizarro sale nuevamente a flote mediante las situaciones que se exhiben y a través de los personajes que desfilan a lo largo de la historia, conservando ese gusto a serie B que también caracterizó a las antiguas entregas.


Mad Max: Fury Road resurge y triunfa al proclamarse como la propuesta más entretenida y desatada de las cuatro que se han realizado. En esto tienen mucha importancia las explosiones, el montaje y la puesta en escena, permitiendo que cada pasaje de acción se transforme en un disfrute visual excesivo, alocado y único por la diversidad de planos, choques y cruces que se van dando entre un bando y otro. Lo meramente técnico es sobresaliente y oficia como factor fundamental a la hora del puntaje final, en una narración que funciona como un bombardeo intercalado entre imágenes portentosas y sonidos estruendosos.
Si bien no se trate de un relato en el que los diálogos tengan un papel esencial, Tom Hardy ofrece una sólida interpretación como sujeto serio, solitario y atormentado que escapa tanto de los vivos como de los muertos. Miller sorprende al darle el mismo o más protagonismo a Charlize Theron que a Hardy, gratificación que la actriz sudafricana devuelve con solidez, prestancia y soltura en su labor actoral.
Mad Max: Fury Road acaba dejando una muy buena impresión. Incluso con algún que otro leve declive (después de tanto entusiasmo, algún freno tiene que haber), la película sabe lo que tiene que contar y cómo hacerlo. Una experiencia que exprime la magia de la gran pantalla, haciéndose fundamentalmente provechosa en el cine.

LO MEJOR: la dinámica, el desenfreno y la adrenalina de las escenas de persecuciones y acción. La puesta en escena es imponente.
LO PEOR: tal vez le sobren algunos minutos.

PUNTAJE: 8

domingo, 10 de mayo de 2015

Run All Night (Una noche para sobrevivir) - Crítica



Noche ajetreada

Hace un tiempo que Liam Neeson se repite en los papeles que lleva a cabo, lo que no signifique que canse al público. De hecho su presencia es siempre convocante y garantía de que, más allá de la calidad del film en el que participe, su labor será, como mínimo, convincente. Aquí en Run All Night, de Jaume Collet-Serra (Non-Stop, Unknown, Orphan), nuestro protagonista vuelve a regalarnos una solvente interpretación en la que tampoco nos priva (para no desacostumbrarnos) de tiroteos y persecuciones. Como hombre de acción es infalible y gusta.
El director nos adentra en un thriller que cada vez que se lo propone entretiene de gran forma por la energía que portan sus secuencias. Neeson encarna a Jimmy Conlon, un mercenario cuya mente aún es perseguida por crímenes que cometió en el pasado. Jimmy se rodea de un grupo de mafiosos comandado por Ed Harris. Las cosas se complican cuando se entera que su hijo, el cual lo rechaza y no ve hace tiempo, corre peligro.


Run All Night se vale de una serie de recursos técnicos que facilitan su visionado por la agilidad propia de los movimientos de cámara y de la dinámica que se desprende de los acontecimientos que tienen lugar en la narración. Se trata de una película llena de clichés, por lo que cada situación no sorprende, producto de su previsibilidad, pero aun así conserva la expectación por el ritmo que lleva y por el nivel de entretenimiento que ofrece. No hay nada que no se haya visto antes en relatos similares dentro del género; no obstante, Collet-Serra se las ingenia para dotar a los eventos de un clima que en determinadas instancias pareciera invocar o recordar a importantes escenas de acción de proyecciones ochentosas y noventosas.


Neeson interpreta nuevamente a un individuo que a los tumbos se carga a cada sujeto que se interponga en su camino o que intente complicarle el paso. De todos modos vale destacar que en esta ocasión, más allá de los problemas con el alcohol con los que siempre le toca lidiar al menos en un solo pasaje de cada historia, su personaje se presenta incluso más oscuro de los que le venían tocando personificar. Por otra parte, y siguiendo con el reparto, Ed Harris cumple con creces en un rol que parece quedarle como anillo al dedo. Vincent D’Onofrio no tiene una amplia participación, pero su presencia es grata.
Es factible que a Run All Night le sobren algunos minutos. A pesar de ello y de lo predecible que resulta, lo positivo tiene mayor peso y valor. La acción, las persecuciones y un suspenso que cobra intensidad están a la orden del día. Estos elementos son los que sacan ventaja frente a los aspectos negativos por el modo en que se materializan en la pantalla, haciendo a la obra algo más que estimulante.

LO MEJOR: Liam Neeson, Ed Harris. Entretenida, buenas dosis de acción y suspenso.
LO PEOR: previsible, falta de sorpresa.

PUNTAJE: 7