lunes, 29 de noviembre de 2021

El perro que no calla - Crítica


 

Ana Katz presenta una obra que mezcla drama y comedia, con un ritmo tranquilo pero ameno, con situaciones que van desde lo más naturales posibles hasta virar hacia lo impensado o inesperado. Y en ese despliegue que también comprende lo visual (hay además un trabajo poético y artesanal en el uso de imágenes como transición en instancias particulares), la realizadora acierta, al crear un clima que provoca sensaciones diversas en el espectador.

'El perro que no calla' habla, esencialmente, de la vida misma, de sus vaivenes y de cómo todo puede cambiar de un momento a otro. Y para ello se vale tan solo de 73 minutos en los que la soledad, las costumbres, los silencios, las miradas que parecieran decir mucho y las crisis existenciales y/o búsquedas de identidad se muestran con una claridad tal que no necesitan explicaciones.





Daniel Katz compone a la perfección a Sebastián, un muchacho de pocas palabras que deambula con una extraña tranquilidad, pese a que vaya topándose con obstáculos en su camino y avance a trompicones, tratando de adaptarse a distintas realidades.

La directora nos enseña el paso del tiempo de una forma sutil y según los looks que acompañan a nuestro protagonista en cada etapa.

Más allá de lo angustiante de algunas escenas, la historia logra que lo melancólico se entremezcle con un estilo de humor irónico, sencillo pero inteligente, que consigue sacar unas cuantas sonrisas.

'El perro que no calla' simplemente fluye, mientras la sentida y sugerente música a cargo de Nicolás Villamil coopera con lo que Ana Katz exhibe en pantalla, permitiendo que uno siga procesando pequeños y valiosos detalles, incluso a largos ratos de haber terminado el film.


Lo Mejor: el modo elegido para narrar los acontecimientos. La combinación de drama con tonos de comedia.

Lo Peor: algunas intermitencias en determinados pasajes.

Puntaje: 8 Alancitos Deambulantes sobre 10

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Last Night In Soho - Crítica

 


Edgar Wright presenta la que seguramente sea su película más madura, dando un salto hacia un thriller oscuro, pero la madurez a veces no suele ir de la mano de la eficiencia, y he aquí uno de los problemas principales de ‘Last Night In Soho’, donde el guion contiene unas cuantas cuestiones que no terminan de cerrar.

Thomasin McKenzie cumple y convence en su rol de aspirante a diseñadora de moda. Se trata de una joven algo tímida, antisocial e inocentemente soñadora. En Londres, descubre que la vida no es tan benévola, topándose con compañeras que se burlan de ella (algo muy visto en el cine, pero que el director explota con buena mano) y descubriendo cada noche, cuando se acuesta, un mundo artístico que esconde un misterio bastante peculiar.

Cuando el film sale de los lugares comunes, se vuelve algo repetitivo y denso. En cada instancia en que Wright ahonda en lo onírico (que es lo que tiene mayor relevancia en el relato para ir entendiendo lo que sucede), el asunto abruma y agota, porque si bien es, en parte, un deleite visual y sonoro, apabulla y no en el mejor de los sentidos.




A Anya Taylor-Joy le basta con su magnética presencia para consolidar una más que interesante actuación, mientras que cada aparición de Terence Stamp (acertada su elección) le aporta el costado enigmático y sombrío a la historia.

Hacia el final y tras un sinfín de secuencias en las que los sueños se entremezclan con la realidad, llegan unas resoluciones cuestionables y, sobre todo, apresuradas en su ejecución, que acaban dejando un sabor amargo por el tratamiento escogido para presentarlas en pantalla.

Lo Mejor: las actuaciones de McKenzie, Taylor-Joy y Stamp. La estética y el apartado sonoro del film.

Lo Peor: el guion y sus flaquezas. Lo repetitivo del relato. De difícil enganche.

Puntaje: 4 Alancitos Diseñadores de Moda sobre 10

jueves, 18 de noviembre de 2021

The Trip - Crítica

 


La obra de Tommy Wirkola es una suerte de comedia negra que va mutando hacia un thriller desquiciado, desenfrenado, en el que los amantes del gore estarán agradecidos por el nivel de violencia que se exhibe desde la segunda mitad de la historia hasta el final.

La siempre convincente Noomi Rapace en dupla con Aksel Hennie, conformando un matrimonio deteriorado y con dificultades económicas. La pareja decide escaparse unos días a una cabaña, siendo allí donde cada cual va mostrando su lado más salvaje para con el otro.

‘The Trip’ (‘I onde dager’) empieza con un rumbo incierto, no se sabe muy bien si con lo poco que se nos enseña, puede llegar a haber tela para cortar durante sus casi dos horas de metraje. Pero tras la aparición de nuevos personajes, el factor sorpresa adquiere una forma significativa que permite que el espectador no sepa hacia dónde puede virar el asunto.




Existe un muy buen uso de los flashbacks, sobre todo por la dinámica con la que el director los plasma, acompañados de un soundtrack bastante rabioso que hace que cada secuencia no pierda fuerza ni aburra, siendo este uno de los recursos que mejor se explota en la cinta noruega.

‘The Trip’ pareciera contener dos películas en una, y es allí donde probablemente encuentre su falla principal: lo que en su inicio parece atrapante, inclusive en la transición al apartado que involucra al thriller y a la acción, va perdiendo fuerza al abusar de situaciones en las que el suspenso termina acabándose siempre de la misma manera, con algún elemento que emerge de la nada misma para cortar con la tensión de un tirón.

En este festival de sangre a chorros, la bestialidad está a la orden del día y resulta ser el plato principal de la proyección distribuida por Netflix, asegurando un buen rato de entretenimiento pero sin trascender ni pasar a mayores dentro de su género.

Lo Mejor: dinámica, ágil, salvaje y con buenas actuaciones de todos los participantes. El soundtrack.

Lo Peor: termina haciéndose previsible en cada situación de suspenso. Se extiende más de lo necesario.

Puntaje: 6 Alancitos Sanguinarios sobre 10

martes, 2 de noviembre de 2021

Lamb - Crítica

 


No es nada fácil calificar y clasificar a ‘Lamb’, ópera prima de Valdimar Jóhansson y una de esas proyecciones a las que se las suele catalogar como “festivaleras”.

Película prácticamente silente, en donde si uno logra soportar los primeros cuarenta minutos, puede que luego se enfoque con mayor atención en todo lo que acontece desde la mitad de la historia hasta el extrañísimo desenlace.

Todo parte del descubrimiento de un misterioso recién nacido, que irrumpe en la vida de una pareja sin niños, trayendo alegría pero también algo sumamente extravagante en lo que es mejor no ahondar para revelar información. Mejor dejarse llevar sin pensar demasiado.



A Noomi Rapace le alcanzan y le sobran sus miradas, sus expresiones y su presencia. La artista sueca es quien se carga la cinta al hombro, a pesar de unas tomas larguísimas en las que no sucede demasiado (probablemente forme parte del director para enseñarnos la tranquilidad con la que viven los protagonistas en ese desolado y bellísimo paisaje islandés).

Un drama que juega mucho con la insinuación, recurso que por momentos funciona, tensiona y a la vez angustia, aunque en ocasiones satura y aburre.

Una atmósfera macabra, bizarra y con destellos terroríficos, capaz de provocar y perturbar al espectador.

Podría haberse resumido todo en mucho menos tiempo y he aquí, con todo el material de relleno, que ‘Lamb’ no termina de convencer.

Lo Mejor: las actuaciones, principalmente de Noomi Rapace. La incomodidad de algunos pasajes y el apartado técnico.

Lo Peor: tarda bastante en arrancar. Se extiende en demasía para lo que narra.

Puntaje: 4,8 Alancitos Granjeros sobre 10