Todo por un puesto
Unos cuantos años tarde se anuncia en la cartelera argentina Exam, film británico que tuvo lugar en
el 2009, siendo la ópera prima de Stuart
Hazeldine. Una temática peculiar que ha sido explorada en películas como,
por ejemplo, El Método, en la que
participaban actores como Pablo Echarri
y Eduardo Noriega. Un relato que
guarda poca congruencia con la realidad si se lo analiza desde la exageración
propia de las situaciones a las que son sometidos y en las que se involucran
increíblemente (en ambos sentidos de la palabra, principalmente en el que
refiere a lo inverosímil) sus personajes.
¿Hasta qué punto la intriga necesita ser forzada? Existen eventos que,
incluso fuera de lo que se considere como admisible, el espectador está
dispuesto a aceptar como pasables. Pero en esta ocasión, y quizás ese sea el
mayor problema aquí, los acontecimientos que se sortean a lo largo del metraje
van desmigajándose cada vez más hasta llegar al punto de atravesar, o más bien
romper esa barrera que separa lo permisivamente inconexo de lo que suena más
descabellado que negociable. No se puede dudar del efusivo y prometedor
arranque que posee la proyección, en primera instancia con la presentación de
cada postulante y algunos tics o pequeñas muestras de personalidad del carácter
de cada uno. Lamentablemente, si bien el enigma prevalece, lo que transcurre se
va tornando progresivamente antipático, quitándole así sentido a la narración.
En Exam ocho candidatos para
un puesto laboral compiten entre sí para tratar de hacerse con el ansiado cargo
de una importante empresa. Una entrevista de trabajo que de movida se presenta
enigmática, al valerse cada uno de los participantes de una hoja en blanco.
Tienen ochenta minutos para responder una sola pregunta, un interrogante que
aparenta nunca hacerse visible. Las condiciones para solucionar el planteo son
opresivas y las consignas anunciadas inflexibles. Un guardia de seguridad los
acompaña en la sala.
Todos los condimentos que hacen a la sinopsis y al tráiler del film
son, por lo menos, atrayentes, despiertan curiosidad. La fotografía y la
atmósfera angustiante colaboran. Cada sujeto saca a relucir su carácter y sus
cualidades a la hora de afrontar la problemática en cuestión. Allí afloran
temperamentos y roles dispares; el líder, el retraído, el especulativo, el
tenaz. El trabajo en equipo versus la conducta individualista suprema.
Hazeldine sobrealimenta los sucesos, los engorda con recetas poco nutritivas y
desbordantes de pimientos absurdos. El menú, con una apetitosa entrada, sigue
su curso volviéndose tan poco gustoso en los platos siguientes que acaba
tornándose finalmente desaborido para el paladar.
Exam juega
al drama psicológico y, si bien sus intérpretes cumplen bien con su cometido
desde lo actoral, falla en el cómo, resultando insuficiente para dejar
satisfecho al observador.
LO MEJOR: la idea en general. La duración. La presentación.
LO PEOR: pierde el hilo. Todo se torna más descabellado e inverosímil de lo
aceptable. Historia desaprovechada.
PUNTAJE: 4,7