Nuevo festival de acción
En el 2011, Gareth Evans
salió mayoritariamente elogiado tras engendrar un carnaval desbordante de
acción con el lanzamiento de The Raid:
Redemption. Aquí vuelve a escribir y a posicionarse detrás de la cámara
(con una notoria mejoría en cuanto a los recursos que maneja) para apostar a
una secuela, con todo el desafío que ello le pueda implicar ante su predecesora,
la cual obtuvo una buena cantidad de críticas positivas. Imprescindible resulta
en The Raid 2: Berandal, la presencia
de Iko Uwais, esa especie de máquina
noqueadora indonesia. Con pros y contras, esta segunda parte es, en líneas
generales, superior a la primera entrega.
Evans
intenta ser un poco más profundo en cuanto a la trama que aborda. De hecho se
vale de prácticamente dos horas y media de metraje contra los poco más de
noventa minutos que portaba la proyección que abría el telón tres años atrás.
Aprovechando su extensión, el director apela a escenas en donde los diálogos
cobran mayor protagonismo, mientras que, lógicamente, el tiempo restante lo
ocupan los estruendosos y sangrientos enfrentamientos cuerpo a cuerpo.
Mafia, engaño, traición y puja por el poder son algunos de los
elementos que se utilizan para sacarnos y darnos respiro ante cada pasaje
rebosante de adrenalina y entusiasmo. Nuestra implacable figura central (Iko Uwais), no tiene otra opción que
interiorizarse en una banda pesada con el fin de proteger a su familia y
descubrir la corrupción dentro de la fuerza de policía.
The Raid 2: Berandal, gana puntos en parangón con el anterior film en cuanto a locaciones
y sitios en los que se llevan a cabo las peleas (bares, suburbios, callejones y
hasta dentro de un auto). La cámara, inquieta y nerviosa, se desplaza de un
costado a otro, de arriba hacia abajo, de forma ágil y dinámica para darle fuerza
e imprimirle todavía más vértigo al vendaval de golpes de puño, patadas,
martillazos y cuchillazos que se reparten “a troche y moche” entre los
personajes.
Más allá de una esperada recurrencia a resoluciones exageradas y
cuestionables, como también ocurría en el inicio de la saga, la película sale
airosa en cuanto a todo lo que estreche la mano del apartado técnico. La
ambientación de los escenarios coopera para facilitarle al espectador su
visionado.
Entretenida más que nada para pasar un buen rato y, sin trascender, The Raid 2: Berandal invita al público a
disfrutar de unas cuantas instancias de lucha, artes marciales e incluso
persecuciones en donde Gareth Evans
no escatima al momento de derramar y salpicar la pantalla de sangre.
LO MEJOR: bien filmada. Ágil, se percibe más firme y mejor elaborada que la
primera entrega. Las escenas de acción, lógicamente.
LO PEOR: en los instantes en que se vuelve monótona. Exagerada y con cuestiones
discutibles, propias del estilo del film. Extensa en metraje.
PUNTAJE: 6,5
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