Quick fingers
Grand Piano es una película española con elenco estadounidense bajo la dirección
de un Eugenio Mira que intenta
resaltar tintes de intriga y de thriller como los elementos más incitantes al
nervio. Provocar estrés y exasperación en el espectador es el desafío principal,
algo que en el tráiler del film se presume de una forma y en el desarrollo de
la proyección se termina sintiendo a otra escala, por supuesto menor.
Tom Selznick (Elijah Wood)
es un joven pianista, el más destacado de su generación. La velocidad con la
que sus ágiles dedos se posan sobre las teclas es admirable, pero lógicamente
todo gran maestro suele tener una contra o suceso atormentador en su haber. Tom
regresa a “las pistas” y el temor lo invade. No quiere decepcionar a su público
ni a sí mismo. Una vez en el escenario y comenzando a tocar, entre las
partituras encuentra una nota que lo amenaza de muerte si se equivoca en un
solo compás.
La cinta porta una fotografía realmente impecable, excelsa y una
ambientación oscura y sugerente como deben tener las narraciones que se
encuadran dentro de este rubro. Como era de preverse, la música también tiene
su rol relevante y colabora al momento de sumar unos puntos a favor. Técnicamente
no hay nada que reprocharle; el problema lo hallamos cuando nos remitimos a las
determinaciones que conlleva la historia.
Hay instancias, quizás de no tan mayúscula importancia, que no fueron
debidamente estudiadas. Probablemente quienes estén familiarizados con la profesión
de nuestro protagonista adviertan que es raro no probar el piano antes de iniciar
el espectáculo o bien que extrañamente los pedales no son utilizados por Tom.
Más allá de detalles menores, es cuestionable el nivel de concentración y
eficiencia de Selznick para no confundirse mientras conversa y es intimidado
constantemente por su acechador.
Grand Piano es entretenida. Vale remarcar que su escasa duración (80’, aproximadamente)
es un acierto. En este aspecto y en cuanto al que se vale del uso de
básicamente un solo escenario para la exposición de los hechos encontramos una
similitud con Phone Booth, de Joel Schumacher. La diferencia, amplia
por cierto, radica en el grado de tensión asfixiante que ocasiona la protagonizada
por Colin Farrell respecto de la
incompleta rigidez que acarrea la dirigida por Mira.
La película funciona como mero ejercicio de esparcimiento y
distracción, más allá de resoluciones que, de tan discutibles, ponen en duda la
aceptación de determinados inverosímiles que se pasan por alto en productos de
mejor performance.
LO MEJOR: ambientación, fotografía y música. Dura poco. Mantiene, de a ratos,
ciertos aires de intriga.
LO PEOR: situaciones de poca credibilidad. Le falta la tensión que requiere
este tipo de género.
PUNTAJE: 6
A mi lo que más me gustó fueron los créditos iniciales. Lo que tu dices, en cuestiones técnicas está mu bien, pero este pianista es más malabarista que músico...aun así, me gustó bastante en general. T e dejo mi crítica por si te apetece echarle un vistazo: http://labrujuladelart.blogspot.com.es/2013/10/critica-grand-piano-2013.html
ResponderEliminarLucía, gracias por pasarte y comentar!
EliminarRealmente es un malabarista, por eso le puse de título Quick fingers. A mí también me gustó, aunque esperaba más dado que el género es mi favorito y la idea me parecía muy original.
Ahora me paso por tu blog.
Saludos!