De mayor a menor
La tercera parte de una saga que en su inicio sorprendió y cautivó a
muchos finalmente arriba a los cines entre murmullos de parte de espectadores
que no se sintieron del todo conformes con lo visto en la secuela que tuvo
lugar en el año 2012. Olivier Megaton
vuelve a ser el encargado, detrás de cámaras, de intentar imprimirle fricción y
frescura a la cinta protagonizada por el gigante Neeson. Pero, por mala fortuna, el andar intermitente de la
historia se diluye a medida que los acontecimientos y los personajes
secundarios dejan entrever un nivel de lejanía, en cuanto a calidad y fuerza de
enlace, en parangón a lo que ofrece nuestro protagonista, quien se pronuncia
como lo más destacable de la película.
Hay muy pocos detalles que no se perciben expuestos a la fuerza en Taken 3. En esta ocasión, la ex esposa
de Bryan Mills es asesinada mientras que acusan a nuestro héroe del homicidio.
Éste, con todas las artimañas posibles que le permitan escapar, tratará de demostrar
que nada tuvo que ver para, a su vez, cobrarse venganza de quienes llevaron a
cabo tamaña acción.
La creatividad y el ingenio de Luc
Besson parecen no estar presentes con holgura en esta oportunidad. Megaton, valiéndose de lo que representa
el guión, procura adornar las situaciones con un comienzo tan manso como
interminable. Entre lo sentimental vinculado al asesinato del personaje
compuesto por Famke Janssen, el film
da la sensación de nunca explotar de forma abrupta para volcarse de lleno a las
instancias de mayor frenesí, esas que fueron capaces de inquietar y mantener expectante
al observador en lo que supuso la apertura de la saga.
Liam Neeson se las arregla como para salvar algunos buenos momentos; su figura de
por sí es significativa y acapara la atención del público por su portentosa
presencia en la gran pantalla. Pero su gratificante participación no alcanza
para sacar a flote una narración que nunca arriba al clímax y que carece de
fuerza incluso con la exhibición de escenas en donde las explosiones y
persecuciones pretenden dotar al asunto de adrenalina.
A excepción de Forest Whitaker
(de buena labor), quienes secundan al actor norirlandés no convencen ni tampoco
ocasionan algún grado de desasosiego desde el flanco malvado, ese con la
responsabilidad de frenar o al menos complicar a Mills.
Taken 3 acaba resultando el capítulo más flojo hasta aquí, continuando en un
orden decreciente en el que las ideas se agotan y la previsibilidad aumenta.
LO MEJOR: Liam Neeson. Los primeros minutos.
LO PEOR: previsible, intermitente. Innecesaria.
PUNTAJE: 5
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