Lujuriosos muchachos
Martin
Scorsese vuelve a hacer ruido. Retumba, provoca y despierta polémicas
con un film lleno de excesos. Amantes del afamado director se sentirán a gusto;
quienes nunca comulgaron con su estilo, factiblemente detractarán su obra.
Se la puede catalogar casi
netamente como una comedia con intensos tintes dramáticos, en donde el común
denominador y aspecto más abarcado durante el metraje encuentra su lugar en la
codicia y el libertinaje. Quien supo construir Goodfellas vuelve a dar cátedra en todo lo que tenga que ver con movimientos
de cámara y elementos narrativos; Scorsese
cuenta con la admirable capacidad de lograr que el relato a partir del recurso
de la voz en off resulte atractivo y nunca quede mal, además de poseer un don
nato en lo que respecta a la presentación de los personajes.
El lobo de
Wall Street nos enseña el mundo de la bolsa y las acciones,
gobernado por esa ansiedad permanente de obtener rentabilidad y sacar
diferencia con las comisiones. Y para ello no hay nadie mejor que Jordan
Belfort (magnífica, nuevamente, actuación de DiCaprio), quien una vez inmerso en este mundo de valores y
presiones, comienza a montar su fraudulento negocio. No hay nadie mejor que él.
Su mano derecha Donnie (brillante Jonah
Hill), junto a otros compañeros, se sube al ambicioso barco de Belfort, en
donde la desmesura y lo políticamente incorrecto están a la orden del día.
¿Excesiva? Por donde se la mire,
pero la superabundancia de acontecimientos casi grotescos son una variable fija
en la línea fílmica de Marty,
elemento que lo distingue y por el cual ha acumulado seguidores. Probablemente
el director de Shutter Island se cebe
y no sepa hasta qué punto es necesaria la apelación a orgías y secuencias en
donde las drogas y el sexo copan la pantalla.
Entretenida, osada, graciosa, la cinta porta un desenfreno y un ritmo endemoniadamente lunático, en lo que quizás sea la realización más chiflada de Scorsese. Contagiosa, filosa y con una crudeza tan exagerada como rugiente, nos muestra los peligros de las adicciones, las pretensiones y el círculo vicioso e insaciable que encierra la ambición.
Entretenida, osada, graciosa, la cinta porta un desenfreno y un ritmo endemoniadamente lunático, en lo que quizás sea la realización más chiflada de Scorsese. Contagiosa, filosa y con una crudeza tan exagerada como rugiente, nos muestra los peligros de las adicciones, las pretensiones y el círculo vicioso e insaciable que encierra la ambición.
LO MEJOR: el estilo narrativo del
director. Actuaciones bestiales, salvajes y excelentes de Leonardo DiCaprio y Jonah
Hill. Hilarante, extravagante.
LO PEOR: se aprisiona en su propia trampa y
recurso al exceso y a las juergas que presencian sus protagonistas. Tres horas
que podrían resumirse, al menos, en dos y media.
PUNTAJE: 7,6
O sea: de lo que sí vale la pena pagar para ver en el cine. Ya quiero.
ResponderEliminarEs buena, bastante. No se acerca a lo mejor de Scorsese, pero tiene momentos increíbles. Pero también sus puntos débiles, para mi gusto la duración, la última media hora se hace algo pesada. Saludos, después contame qué te pareció
EliminarSí que sí :)
EliminarFelicitaciones. Lo invito a pasar por mi blog, tal vez podamos compartir experiencias cinéfilas. Me gustaría.
ResponderEliminarhttp://lahuelladelojo.blogspot.com
Muchas gracias, William. Me estaré pasando por su blog para compartir sobre el mundo del séptimo arte. Saludos!
EliminarMe apunté como su seguidor.
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