Diluvio, obsesiones y deseos
Noé
emerge con la imagen de Russell Crowe
a la cabeza y bajo la manga de ese polémico director llamado Darren Aronofsky, encargado de
imprimirle su sello a un relato bíblico, con todo lo que ello puede implicar.
El realizador de Pi: Faith in Chaos, Black Swan y aquella durísima y excesiva
obra de culto titulada Requiem for a
Dream, entre otras, ha sabido ganarse acérrimos defensores y también
detractores a lo largo de su carrera. Su cine no tiene medias tintas, divide
aguas. Y este tipo de narraciones no escapa a la excepción, puesto que puede
generar controversia dependiendo de qué lado se encuentre el espectador en
cuanto a creencias y modos de ver los acontecimientos.
Aronofsky, para muchos visionario, para otros un provocador, se toma sus
libertades a la hora de representar en la gran pantalla la historia del Arca.
Más allá de las opiniones diversas que pueda suscitar, resulta como mínimo
cautivante observar con cautela y curiosidad la plasmación de los hechos desde
la mirada del creador de The Fountain;
el nacido en Brooklyn no se ata ni se encierra en lo literal y se anima, una
vez más, a abrirle las puertas al debate. Para ello cuenta con un Russell Crowe de gran interpretación,
con una conducta obsesiva y tenaz, encarnando a un Noé que muta y se enceguece
con su cometido. También, con autonomía, le da vida a unos rocosos seres
denominados Los Vigilantes y juega, favorecido por una estética más que
sugerente, a brindarnos una serie de pasajes oníricos. Tampoco le tiembla el
pulso al momento de añadirle una cuota de salvajismo y de crudeza a algunas que
otras secuencias.
El film, casi apocalíptico y con una inspección crítica hacia la
conducta y la naturaleza humana, tiene sus intermitencias y declives. Si bien mayoritariamente
la proyección se percibe interesante y hasta con buenas dosis de tensión, las
más de dos horas de metraje le restan algunos puntos en lo que concierne a
fuerza de enlace.
El director nos libra de la armonía y se inclina hacia un espectáculo
visual con instancias o tintes de cine pochoclero, y a la vez le agrega
oscuridad a muchos de sus personajes, los mismos que motivados por sus deseos
cultivan lenta e interiormente un espíritu rebelde.
Noé
es atrayente de antemano, desde el vamos, por tratarse de un texto sagrado, con
todo lo que ello conlleva, y por la particularidad con la que un realizador
controversial como Aronofsky pueda
volcar su perspectiva, su panorama y su siempre especial estilo.
LO MEJOR: propuesta jugada. Buenas actuaciones, principalmente de Crowe. Gran puesta en escena. Se presta
a debates.
LO PEOR: se hace algo extensa. Le sobran algunos minutos.
PUNTAJE: 6,5
Qué bien. Había oído hablar no muy bien de ella, y a mí sí se me antoja.
ResponderEliminarTiene opiniones diversas, Silvia. En mi caso me ha gustado, no me ha parecido nada del otro mundo pero sí muy bien realizada. Técnicamente impecable
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