Plan de desquite
El póster que lleva Tokarev
es, al menos, sugerente. Está bien elaborado a partir de la oscuridad propia
del afiche y desde la mirada desafiante de Nicolas
Cage, alguien que con el correr de los años ha sido muy resistido por los
papeles que aceptó interpretar. Aquí, en la obra de Paco Cabezas, cumple sin llegar a lucirse (tampoco la trama y las
situaciones que se sortean a lo largo del metraje lo ayudan a redondear un
desempeño mayor), convirtiéndose en probablemente uno de los pocos puntos
positivos de este thriller que mezcla algunas secuencias de acción.
La película expone una nueva historia de venganza. Cage como un hombre de negocios que ha
tenido un pasado turbio, en esta oportunidad despedazado por la muerte de su hija
y dispuesto a encontrar al culpable para cobrarse una vendetta salvaje, a todo
o nada. ¿A quiénes les hizo, en sus épocas más oscuras, una mala jugada como
para que lleven a cabo tamaña ejecución? Iracundo y con vehemencia, el bueno de
Cage se muestra temible cuando de
ensuciarse las manos se trate.
Hay algo trillado en Tokarev,
así como también existen elementos favorables. El comienzo, de buen timing y la
presentación del personaje que compone el protagonista de Snake Eyes poseen un poder de enlace que mantiene y crea
expectativas en el observador, pero conservar o acrecentar el interés se
convierte en una tarea ardua que va perdiendo los hilos conforme al paso de los
minutos.
Ni siquiera la presencia de Danny
Glover alcanza para reforzar el rol de quienes ofician de secundarios.
Hasta la primera media hora, el film no hace más que insinuar que algo bueno
está por venir. En el medio, entre escena y escena, una u otra circunstancia
rompe el clima, desmigajando lentamente la lesa línea argumental con
intermitencias y acontecimientos que van despojando de tensión al asunto. Cage sigue haciendo pie, incluso inmerso
en una gran cantidad de eventos que se tornan cada vez más improbables.
Paco Cabezas se deja llevar por su instinto y empieza a aislar de seriedad a las
cuestiones que expone, con persecuciones y enfrentamientos desprovistos de
buena ambientación. Intenta mezclar elementos que jueguen a favor; añade algún
grito desgarrador que queda boyando, y no es suficiente.
En Tokarev las fallas son
explícitas; hay golpes de puño que terminan en el aire con evidencia pero
resuenan en el estómago de alguna víctima. Una proyección que tal vez hubiese
aprovechado mejor el viraje hacia esa acción que le otorga el desquite de haber
incluido una cuota más feroz de salvajismo y por qué no unas pizcas de humor
negro.
No hay mucha tela para cortar en una historia que, por su dificultad
para definir el ritmo narrativo, acaba en la nebulosa sin siquiera terminar
resultando mera y netamente entretenida.
LO MEJOR: Nicolas Cage. El arranque del film.
LO PEOR: las resoluciones, el poco poder de enlace que posee pasados los
primeros treinta minutos. Irregular, inverosímil. No maneja en buenas
proporciones el entretenimiento.
PUNTAJE: 4,5
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