sábado, 12 de julio de 2014

The Double - Crítica


Quisiera ser…

Richard Ayoade, dirige esta más que interesante cinta denominada The Double, adaptando la novela homónima de Fiódor Dostoievski. No confundirla con la proyección realizada por Michael Brandt, que llevaba el mismo título (aunque nada que ver tenga la historia de una con otra), protagonizada por Richard Gere en 2011. En esta ocasión, el parecido se ubica más cerca de la reciente obra maestra de Denis Villeneuve (estamos hablando de Enemy), al hacer tambalear la cotidianidad del personaje central ante la supuesta existencia / invasión de un doble suyo. Aquí, si bien la propuesta es, mínimamente, jugada, los simbolismos no resultan tan complejos ni hay tanto espacio para pasajes onírico-surrealistas como en la película canadiense. En The Double las cosas resultan un poco más literales, por decirlo de alguna manera.
Jesse Eisenberg (Red Social y Zombieland, por citar dos ejemplos) compone a Simon James, un joven con elevados problemas para relacionarse y expresar lo que siente. Introvertido y solitario, siente que nadie lo tiene en cuenta. No lo registran. Ni siquiera su amor imposible, que trabaja en el mismo establecimiento que él, recuerda su nombre. El asunto toma un giro abrupto con la aparición de un sujeto idéntico a Simon, que ocupa un lugar en su empleo y se destaca en cada actividad que lleve a cabo.


El producto que nos presenta Ayoade está constituido por diferentes capas. Una de ellas tiene que ver con el flanco humorístico, que más bien opera de comedia negra, satírica; otra se posiciona sobre un drama tan psicológico como el propio análisis al que se presta la narración al explorar las conductas y las agudas represiones de nuestro protagonista. Ambos mantos son los que más sobresalen, dejando lugar a un tercer elemento de intriga, que se mantiene y crece conforme al avance del relato.
De comienzo extraño y algo perezoso, The Double tarda unos minutos en conectarnos o someternos a un desarrollo de acontecimientos de gran poder hipnótico. Su corto metraje (apenas hora y media) colabora a su visionado; innecesario hubiese sido estirar más la historia. La atmósfera de pesadilla nos remite y nos sumerge en el interior de Simon, todo es tan oscuro y desprovisto de vivacidad como la rutina que éste afronta día a día. ¿Cómo es vivir en las tinieblas? Su doble representa todo aquello que quisiera manifestar con soltura y decir o gritar a los cuatro vientos. Esa suerte de doppelgänger que amenaza con apropiarse de todo simboliza los pensamientos y las acciones más extrovertidas, esas que Simon no puede sacar a la luz o exteriorizar por tener una personalidad tan tímida y temerosa.
Un guión inteligente con frases y diálogos perfectamente elaborados. Solventes interpretaciones de Eisenberg y de Mia Wasikowska para que el film cobre aún mayor calidad y un tratamiento que, bañado de humor, coopera a la hora del disfrute de la proyección.

LO MEJOR: el desarrollo del film. Las actuaciones. La atmósfera oscura en torno al personaje central. Los tintes de comedia negra. Buena trama.
LO PEOR: un arranque algo lento. Tarda un poco en meternos de lleno en la historia.

PUNTAJE: 8

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