Fantasía y pesadilla
Ryan
Gosling toma el mando en la dirección (y en el guión) de Lost River, película que representa su
ópera prima detrás de las cámaras. El protagonista de Drive deja entrever un estilo peculiar y arriesgado al valerse en
casi todo momento de climas sombríos, desoladores y sumamente extravagantes.
El film nos remite a la vida del
personaje que compone Christina Hendricks,
aquí en la piel de madre de dos hijos en un sitio en el que el panorama es cada
vez más angustiante. El mayor de ellos descubre una ciudad subacuática y una
serie de misteriosas cuestiones que la rodean. Este intentará salvar a su
familia de la desfavorable realidad que soportan cotidianamente.
Lost River parece
beber del surrealismo que supo crear David
Lynch para sumergirnos en un relato que en ciertos pasajes se vuelve
curiosamente hipnótico. Muchas de las escenas que Gosling nos enseña están bañadas de perversidad, como incluso
ocurre con algunos de los personajes que conforman la historia. De hecho, uno
de ellos hasta podría compararse con aquel encarnado por Dennis Hopper en Blue Velvet,
clásico de culto de los ochenta.
Pero en ese extraño mundo que se
nos presenta no todo tiene el mismo nivel de conexión. El espectador puede
llegar a impactarse por el aspecto visual de la cinta (sobre todo por el
trabajo de fotografía) pero también puede sentir que está frente a un producto
cuyo entretenimiento es irregular. Existen pasajes que condicionan la
valoración del público por su exceso de densidad. Una ciudad que a cada
instante se percibe oscura, brumosa y varios habitantes que sienten atracción
por el morbo derivado de unos exóticos actos que se dan en una suerte de club
nocturno. Cualquier cosa puede pasar. El ahora también director explora de una
manera metafóricamente retorcida las mentes humanas, los vicios y unos cuantos
asuntos que se entremezclan entre la fantasía y lo onírico que ofrece
continuamente la narración. Un ambiente podrido, triste y malsano.
Lost River es una
película tan difícil de analizar como de clasificar. Tal vez se trate de
dejarse llevar, de ser transportado a una sucesión de sensaciones diversas,
confusas y magnéticas. En instancias puede que los acontecimientos suenen
ilógicos, descabellados, pero la premisa de la proyección no pasa por brindar secuencias
que formen parte de un guión sólido sino más bien por intentar sugerir una
experiencia extraña, surrealista y distinta del común de las historias.
Actuaciones correctas, sin una
acentuada profundización en los personajes. Probablemente Christina Hendricks sea la más destacada aun sin brillar en su
papel. Si bien la obra de Ryan Gosling
peca por la constante lentitud de los eventos que se sortean y por parecer algo
pretenciosa, posee la cualidad de no dejarnos indiferentes.
LO MEJOR: lo curiosamente magnético que resulta en
determinados momentos el film.
LO PEOR: difícil de clasificar. En algunos
pasajes la cinta se hace interminable.
PUNTAJE: 4,9
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