Curas, feligreses y pecados
Muy importante es el aporte de Brendan
Gleeson en este film llamado Calvario
cuyo desarrollo le hace honor a su título. Guión y dirección de John Michael McDonagh, hermano de Martin, aquel encargado de cintas como In Bruges y Seven Psychopaths. Ambos directores tienen un modo similar en
cuanto al tono con el que tiñen sus productos, con pinceladas de un singular
humor negro de esos que no suscitan risas pero definen un estilo.
James (Gleeson) es un cura
que un día recibe una amenaza de un sujeto que acusa haber sido víctima de
abusos sexuales por parte de un sacerdote cuando era pequeño. Así comienza Calvario, con una escena inicial que
impacta apenas pronunciada la primera frase de la narración. Crudas y fuertes
son las confesiones que da este feligrés, incomodando además al espectador. Lo
provee a nuestro protagonista de unos días para que ponga en orden sus asuntos
y luego lo asesinaría el domingo porque “matar a un cura inocente sí sería
noticia”.
Tras ese chocante prólogo, la cámara no se aleja de Brendan Gleeson y nos invita a seguirlo
en cada uno de sus movimientos y visitas a diferentes sitios e individuos con
los que se encuentra. John Michael
McDonagh aborda las identidades de una serie de personajes bastante
excéntricos, desde un barman, pasando por un millonario acongojado hasta llegar
a un taxi boy. Cada uno de ellos posee un comportamiento casi de rebeldía o de
desazón, en mayor o menor grado, hacia la iglesia y las cuestiones que rodean a
esta. La ironía y la acidez están a la orden del día en los desprejuiciados
diálogos que mantienen entre los participantes, pero también existe un enfoque
más profundo y reflexivo, sacando a relucir el drama, el género que predomina
en el relato.
El perdón está subestimado, parece ser uno de los lemas de nuestro
intérprete principal. James escucha y atiende a distintas personas que confirman
y cuentan que han pecado. No siempre su presencia y sus sugerencias llegan a
buen puerto. El pesimismo y la deshumanización por momentos reinan en las
expresiones de quienes se ven implicados en los eventos. Remordimientos y
arrepentimientos, algunos, pero a la vez la duda hacia los postulados
religiosos. En la proyección de McDonagh,
tanto la crítica contra la iglesia como el cuestionamiento y el prejuicio en
torno al sacerdocio tienen sus apariciones.
Con un Gleeson
sobresaliente, Calvario resulta
interesante y dura en partes iguales. Una cinta en la que muchas de sus líneas
o conversaciones quedan retumbando en la mente del observador.
LO MEJOR: Brendan Gleeson, de convincente y entrañable interpretación.
Acompaña en buena forma Kelly Reilly.
Los diálogos, la forma en que está contada la historia.
LO PEOR: algunas secuencias tal vez de relleno.
PUNTAJE: 7
Muy buen actor, gleeson! La veré!
ResponderEliminarSí, enorme actor, acá lo demuestra una vez más
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