jueves, 5 de septiembre de 2013

Séptimo - Crítica


Darín, siempre Darín

Y, un día, la ansiedad llegó a su fin. Con ella, un abanico de preguntas y reflexiones, todas y cada una de ellas referentes a la inmensa expectativa que se creó a partir de la promoción del film (un tráiler jugoso y atractivo, pósters, etcétera).
Séptimo enlaza, contagia, genera silencios que connotan concentración y hasta de a ratos apasiona. Sin embargo, también da lugar al cuestionamiento de determinadas resoluciones. La juega de thriller y, como tal, posee unos cuantos buenos condimentos que le sacan lustre al género: tensión (en instancias envolvente), suspenso, misterio. Pero sobre todo, cuenta con un elemento fundamental, imprescindible, el cual tiene nombre y apellido: Ricardo Darín. El actor con mayor poder de convocatoria del cine argentino resiste y supera con holgura y con una sobriedad sublime los mil y un planos que se le hacen. La cámara está todo el tiempo sobre él, quien a base de un nivel gestual, expresivo y actoral extremo compra una vez más al espectador.


Lo interesante de la historia radica en la búsqueda frenética de los hijos de Darín y Belén Rueda, un matrimonio en separación, con la española pendiente de que su marido le firme los papeles del divorcio. Los niños se esfumaron tras bajar las escaleras, cuando su padre descendía por el ascensor, en un pasatiempo cotidiano del que la madre supo advertir que no realizaran. ¿Dónde están? ¿Si no salieron del edificio cómo es que no se los encuentra? Allí comienza el juego de las hipótesis. La construcción de los personajes es buena, está cosechada de modo tal que cada uno de ellos resulte al menos en algún tramo sospechoso, enigmático. Hay tantos sujetos que pueden estar implicados y todo va transcurriendo tan rápidamente que casi no se da espacio a que quien observa enhebre una idea lúcida y con fuerza.
Quizás el problema principal de la cinta resida en lo que concierne a la vuelta de tuerca. Si bien no es mala, la manera en que se expresa materialmente ante nuestros ojos no colisiona de lleno con las emociones; a la narrativa elegida en el momento de sacar el giro a la luz parece faltarle un par de focos, siendo este aspecto el más desaprovechado del relato.
No se puede negar que Séptimo es una buena película y menos aún con el plus que le otorga la intervención magistral de Darín.

LO MEJOR: Darín. Santoro, en menor medida, pero cumple. La tensión, la manera en que se trata el tema, con mucho de realidad en el manejo policial. Enlaza.
LO PEOR: el modo en que se muestra la vuelta de tuerca. Los niños, una actuación más inocente de lo previsto.

PUNTAJE: 7,7

2 comentarios:

  1. darin me gusta mucho, pero a veces solo a veces se repite como actor

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  2. Sí,es verdad lo que mencionás, Cecilia. También sucede que siempre se recurre exclusivamente a él, dado que es el más idóneo para llenar salas ante cada estreno argento, como que no hay otra variante por el momento en ese aspecto de convocatoria.
    Gracias por comentar. Saludos!

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