miércoles, 25 de febrero de 2015

Quiero matar a mi jefe 2 (Horrible Bosses 2) - Crítica



Un trío cada vez más torpe

Horrible Bosses 2 constituye la secuela de la rendidora cinta del año 2011. En aquel entonces, Seth Gordon estuvo a cargo de la dirección bañando a las situaciones de chabacanería, buen ritmo y algunas variaciones humorísticas desopilantes. La entrega actual, si bien no tiene la misma frescura que su predecesora y más allá de que el director haya cambiado (Sean Anders es quien tomó el mando ahora), acaba redondeando una performance favorable conservando, en líneas generales, el espíritu de la proyección que abrió el telón.
La pregunta que surge con frecuencia cada vez que se anuncia una segunda parte de cualquier film que haya dejado un agradable sabor en el observador tiene que ver con la necesidad real de embarcarse en un nuevo lanzamiento. ¿Era necesaria una secuela de Horrible Bosses? ¿No hubiese sido mejor dejar todo como estaba? El desafío está dado en la impronta y en la inventiva que se puedan derivar de los acontecimientos a volcar en la gran pantalla, tratando de que las cosas no suenen trilladas. En este aspecto, la obra dirigida por Anders posee energía pero no se asemeja en nivel de enlace y en contagio a la película concebida por Gordon.


Si hay algo que todavía funciona (aunque con menor brío) es la química entre los tres protagonistas. Jason Bateman suele ser de fiar en las comedias, y aquí vuelve a complementarse de buena forma con Jason Sudeikis y Charlie Day. Este conjunto de incompetentes se enreda al querer emprender un negocio propio cuando un inversor (Christoph Waltz de agradable pero corta presencia) echa por la borda sus proyectos. A partir del punto de inflexión, Nick, Dale y Kurt (se exagera en demasía y desfavorablemente para la narración las limitaciones de cada uno de ellos) se meten en un embrollo tras otro, producto de su torpeza innata. Decidir secuestrar al hijo del mencionado acaudalado sin una planificación clara puede concluir en un caos.
Horrible Bosses 2 intenta conservar la fórmula que en la entrega anterior combinaba dinámica y una seguidilla de sucesos disparatos. El cóctel se digiere con facilidad por el buen trabajo de edición y por la agilidad de las tomas, pero pierde en desfachatez si comparamos a esta cinta con su precursora. Más allá del feeling entre los personajes (da la sensación de que los actores verdaderamente disfrutan lo que hacen), los eventos que se van sorteando ya no resultan tan hilarantes o embarazosos.
Interesante y acertada elección la de Chris Pine. De nuevo la aparición de Jennifer Aniston suma puntos extra y acaba por brindarnos con seguridad dos de las mejores escenas de la película. Por otra parte, se agradece que se haya recurrido por segunda vez a Jamie Foxx en el rol de “consejero” de nuestras figuras centrales.
Como producto en sí mismo y alejado de de comparaciones, Horrible Bosses 2 es entretenido, gracioso y disfrutable. Se lo pone en jaque cuando el análisis entra en parangón con el film anterior.

LO MEJOR: el reparto. El trío principal. Los momentos en que participa Aniston.
LO PEOR: inferior a la primera entrega. No resulta tan desopilante como su predecesora.

PUNTAJE: 6,5

lunes, 23 de febrero de 2015

Premios Oscar 2015 - Ganadores




Finalmente y luego de todos los juegos de predicciones que se esparcieron por las redes sociales entre espectadores ansiosos por la llegada de la ceremonia, los Premios Oscar 2015 arrojaron una serie de resultados que, salvando algunos casos puntuales, no dejaron demasiado lugar para las sorpresas.

Las películas que salieron más victoriosas fueron The Grand Budapest Hotel y Birdman, con cuatro galardones cada una (aunque esta última se alzó de los premios más importantes).

Mientras que muchos daban por sentado que Richard Linklater se quedaría con el Oscar a Mejor Director (venía de conseguirlo en los Globos de Oro), otro gran número de personas se inclinó por Alejandro González Iñárritu, quien acabó obteniendo la preciada estatuilla. El realizador de Boyhood asomaba como uno de los candidatos más firmes en la categoría, principalmente por la tarea de rodar el film durante el período de 12 años, involucrándonos en el crecimiento de los personajes conforme al paso del tiempo, algo ingenioso y original como proyecto en sí. Pero el mexicano, con la elección de ese hábil e impecable falso plano secuencia como uno de los recursos más distintivos y llamativos de la proyección, fue quien terminó sonriendo en la tarima central a la vez que agradecía el momento.



La sutil, cuidadosamente simétrica y exquisita obra de Wes Anderson salió triunfante en cuanto a Banda Sonora, Dirección Artística, Vestuario y Maquillaje.

Eddie Redmayne se impuso a Michael Keaton y al resto de sus competidores como Mejor Actor tras su espléndida interpretación en The Theory of Everything en la piel del célebre Stephen Hawking, en lo que resultó una nómina difícil por la labor de quienes la integraban pero con una resolución esperada por la gran mayoría.

No hubo sorpresas al ver levantar el premio a Patricia Arquette (Mejor Actriz de Reparto por Boyhood), a Julianne Moore (Mejor Actriz por Still Alice) y a J. K. Simmons (Mejor Actor de Reparto por su brillante Fletcher en Whiplash).



Para desilusión del público argentino, Relatos salvajes no pudo hacerse del premio a Mejor Película Extranjera. La comedia negra, ácida y desenfrenada que conquistó a las masas de la mano del siempre creativo Damián Szifrón dejó con un sabor amargo a gran parte de la audiencia latinoamericana al instante de ver a Ida era elegida como ganadora. Esta última como una narración oriunda de Polonia, un drama cuyo mérito más sobresaliente se ubica en su estética, con una fotografía en blanco y negro de buena factura, aunque quizás la historia no termine de percibirse netamente aprovechada como para conmover a elevadas escalas.

El momento cúlmine (y el más esperado) fue presentado por Sean Penn que, con una atinada dosis de sarcasmo en un breve comentario al abrir el sobre, anunció a Birdman como la Mejor Película para alegría del peculiar Alejandro González Iñárritu, elenco y compañía, dejando atrás a Boyhood, la cual pisaba fuerte como su más ardua competencia.
A continuación, todos los ganadores de los Premios Oscar 2015:

Mejor Película: Birdman
Director: Alejandro González Iñárritu (Birdman)
Actriz: Julianne Moore (Still Alice)
Actor: Eddie Redmayne (The Theory of Everything)
Guión Adaptado: The Imitation Game
Guión Original: Birdman
Actor de Reparto: J. K. Simmons (Whiplash)
Diseño de Vestuario: The Grand Budapest Hotel
Maquillaje y Peluquería: The Grand Budapest Hotel
Película Extranjera: Ida
Documental Corto: Crisis Hotline: Veterans Press 1
Cortometraje: The phone call
Mezcla de Sonido: Whiplash
Montaje de Sonido: American Sniper
Actriz de Reparto: Patricia Arquette (Boyhood)
Efectos Visuales: Interstellar
Película Animada: Big Hero 6
Diseño de Producción: The Grand Budapest Hotel
Fotografía: Birdman
Montaje: Whiplash
Documental: Citizenfour
Canción Original: Glory (Selma)
Banda Sonora: The Grand Budapest Hotel

Corto de Animación: Feast





lunes, 16 de febrero de 2015

La teoría del todo (The Theory of Everything) - Crítica



Persevera y triunfarás

Entre las nominadas a Mejor Película de cara a los Oscar aparece esta propuesta denominada La teoría del todo, constituida de una forma intensamente conmovedora.
James Marsh realiza un más que aceptable trabajo al mando de este drama biográfico al enseñarnos con una profundidad interesante los hechos vinculados a la vida de ese célebre y genio astrofísico llamado Stephen Hawking. El encargado de llevar a cabo tamaña tarea de personificación es el joven Eddie Redmayne (recientemente ganador como Mejor Actor de Drama en los Globos de Oro), quien asoma como uno de los candidatos que más fuerte pisa a la hora de llevarse el premio en la nómina en los venideros Oscar. Y no es para menos, puesto que el protagonista se compromete al máximo en virtud de lo que le exige la composición del personaje, regalándonos así una interpretación magnífica.
Se trata de la historia de un sujeto que, en su juventud y con una mente brillante, sufre una enfermedad degenerativa que lo termina dejando postrado en una silla de ruedas. Hawking, como se lo ha visto y como muchos de sus allegados se han encargado de manifestar, siempre se destacó por mantener un buen sentido del humor, pese a lo terrible y desestabilizador de su padecimiento. Es el relato de un hombre que supo ser capaz de sobrellevar esa enorme e implacable barrera que le significó su condición de salubridad a fin de perseverar y luchar contra la persecución de sus objetivos.


La teoría del todo abarca también el entramado romántico de nuestra figura central. Y allí es donde interviene Felicity Jones en el rol de esposa, redondeando una enorme actuación que se complementa y deja entrever la buena química que la une al personaje de Redmayne. Ese es otro de los factores por el que el film convence y se percibe con mayor fuerza. Todo suena más contundente por la eficacia y por los dotes actorales de quienes conforman el dúo principal de la narración.
Una música delicada coopera y refuerza el matiz que lleva casi constantemente la cinta. Las imágenes y las secuencias que el público puede apreciar son prácticamente lacrimógenas y mantienen al observador con un nudo en la garganta que en muchas ocasiones se pone más rígido y difícil de bajar. Marsh consigue involucrarnos en lo que nos cuenta incluso con una naturalidad propia de los grandes narradores.
Película que saca provecho de su carácter emotivo y de sus interpretaciones y que, más allá de conmover a escalas elevadas, no termina de generar (probablemente por ese sentimentalismo) verdaderas ganas de volver a verla.

LO MEJOR: las actuaciones de Redmayne y Jones. Emotiva, profunda.
LO PEOR: algunos leves pasajes tal vez algo pesados. No invita a verla de nuevo.

PUNTAJE: 7

miércoles, 11 de febrero de 2015

Better Call Saul - Capítulos 1 y 2



Acidez y nostalgia

Finalmente y tras una larga espera, Better Call Saul estrenó para derribar las dudas (y sobre todo para cortar la ansiedad) de fanáticos de aquella obra maestra denominada Breaking Bad. Y qué mejor comienzo que un lanzamiento con capítulo doble.
Ante una cosecha inmejorable que llevó a la serie protagonizada por Bryan Cranston a lo más alto (asolando con todo entre Premios Emmy y valoraciones positivas tanto de la prensa como del público), muchos eran los cuestionamientos acerca de qué podía ocurrir o qué tanto nos ofrecería, en cuanto a historia y poder de conexión, esta apuesta comandada por Vince Gilligan desde la creación y liderada por Bob Odenkirk desde el plano actoral. Afortunadamente, el resultado está a la altura de lo esperado (al menos en su inicio).
Gilligan mantiene el ojo afilado y conserva algunas de las mismas cuestiones que permitieron al espectador mantener la atención en cada una de las temporadas inmersas en la vida de Walter White. Entre ellas, vale destacar la capacidad del realizador para crear climas de intriga a través del manejo tanto de apertura como de cierre de cada capítulo. El desenlace de cada episodio de Breaking Bad poseía la virtud de enganchar a niveles extremos al observador de cara al próximo evento, algo que en Better Call Saul se maneja con la misma rigidez, elevando el grado de adicción para quien sigue los hechos frente a la pantalla. Así, los denominados “cliffhangers”, conquistan y motivan a querer conocer cuanto antes lo que se avecina.


Con el peso volcado de lleno sobre el personaje de Jimmy McGill / Saul Goodman, muchas de las voces apuntaban o se preguntaban qué tanta fuerza y cuánta inventiva podría desprenderse a la hora de exhibir las aventuras (y desventuras) del carismático abogado en este "spin-off" destinado a conocer sus orígenes y sus primeros pasos frente a tribunales de justicia. Lo cierto es que el papel le queda como anillo al dedo a Odenkirk, demostrando con holgura por qué se ganó el aprecio y la estima de admiradores de la predecesora serie.
Better Call Saul se desempeña mejor en el segundo capítulo que en el primero. Si bien el encargado de abrir el telón cuenta con un arranque excepcional (fundido en blanco y negro), también posee algunos que otros momentos en que los minutos se sienten levemente pesados. Por el contrario, el episodio siguiente, a base de empuje, dinámica y situaciones tan ácidas como bestialmente disfrutables, sale airoso y acaba dejando una sensación de conformidad importante.
Vince Gilligan no deja pasar la oportunidad de dotar a la narración de guiños respecto de Breaking Bad, y hasta se da (y nos da) el gusto (como era de esperarse) de incluir personajes que supimos descubrir en aquella magnífica serie. El creador mezcla ese encantador sabor de la nostalgia con la comedia negra en casi su máxima expresión. Y, por ahora, funciona con creces.

PUNTAJE 1ER CAPÍTULO: 8

PUNTAJE 2DO CAPÍTULO: 9

sábado, 7 de febrero de 2015

El código enigma (The Imitation Game) - Crítica



Triunfo y olvido

El noruego Morten Tyldum es uno de los principales responsables de que The Imitation Game acabe dejando una agradable sensación. El otro artífice (también importante, tanto como el director) destacable en la obra es el versátil Benedict Cumberbatch. El actor de la reconocida serie Sherlock recurre a ciertos modos, en la forma de encarnar a Alan Turing, similares (en cuanto a la arrogancia) a los del célebre personaje creado por Arthur Conan Doyle. Algunas voces se encargaron de oponerse a la composición que se hizo sobre la vida del matemático, remarcando diferencias en estos aspectos de altanería y de cuestiones personales que se le adjudicaron en la película. Sin embargo, y con esas licencias, la interpretación del protagonista es uno de los puntos altos que hacen que el relato salga airoso en el resultado final.
Alan Turing fue famoso por haber descifrado los códigos secretos nazis contenidos en la máquina Enigma. Esto colaboró con mucha determinación en el devenir de la Segunda Guerra Mundial en favor de los Aliados. No obstante, Turing fue acusado por su condición de homosexual, sin llegar a ser distinguido como realmente hubiese correspondido.


Un buen trabajo de ambientación coopera para que The Imitation Game se perciba más digerible desde lo visual. Lo mismo ocurre con los eventos que Tyldum presenta y la forma en que lo realiza. Para ello no necesita caer en golpes bajos ni tampoco forzar las situaciones. De manera sencilla y con un ritmo tan afable como llevadero, el film nos va sumergiendo en la personalidad del matemático británico. La tenacidad que exterioriza es uno de los factores que lo movilizan en la búsqueda de sus objetivos. El personaje, prácticamente cubierto por una coraza que opera como mecanismo de defensa en lo que concierne a la interrelación con las personas y pese a lo solitario y tímido que evidencia ser, persevera en pos de su misión a fin también de demostrar lo que es capaz de desarrollar con sus conocimientos. Asimismo, vamos descubriendo diferentes capas que humanizan a nuestro intérprete central conforme la cinta avanza. Una de ellas (probablemente la menos impactante), a través de flashbacks que nos sitúan en la infancia y en la etapa escolar de Turing.
De cara a los Premios Oscar, The Imitation Game se vale de una buena cantidad de nominaciones que deberá sortear con dificultades, puesto que existe una competencia fuerte. Un drama biográfico que en determinados pasajes juega o se disfraza de thriller (aunque no de un modo convencional), y que entre sus méritos, exprime el hecho de no olvidar al público por la estructura que adopta para narrar los acontecimientos.

LO MEJOR: relato llevadero, ameno, interesante. La interpretación de Benedict Cumberbatch. Buen trabajo de Matthew Goode, Keira Knightley y compañía.
LO PEOR: los flashbacks no están del todo aprovechados.

PUNTAJE: 8,3

Taken 3 - Crítica



De mayor a menor

La tercera parte de una saga que en su inicio sorprendió y cautivó a muchos finalmente arriba a los cines entre murmullos de parte de espectadores que no se sintieron del todo conformes con lo visto en la secuela que tuvo lugar en el año 2012. Olivier Megaton vuelve a ser el encargado, detrás de cámaras, de intentar imprimirle fricción y frescura a la cinta protagonizada por el gigante Neeson. Pero, por mala fortuna, el andar intermitente de la historia se diluye a medida que los acontecimientos y los personajes secundarios dejan entrever un nivel de lejanía, en cuanto a calidad y fuerza de enlace, en parangón a lo que ofrece nuestro protagonista, quien se pronuncia como lo más destacable de la película.
Hay muy pocos detalles que no se perciben expuestos a la fuerza en Taken 3. En esta ocasión, la ex esposa de Bryan Mills es asesinada mientras que acusan a nuestro héroe del homicidio. Éste, con todas las artimañas posibles que le permitan escapar, tratará de demostrar que nada tuvo que ver para, a su vez, cobrarse venganza de quienes llevaron a cabo tamaña acción.


La creatividad y el ingenio de Luc Besson parecen no estar presentes con holgura en esta oportunidad. Megaton, valiéndose de lo que representa el guión, procura adornar las situaciones con un comienzo tan manso como interminable. Entre lo sentimental vinculado al asesinato del personaje compuesto por Famke Janssen, el film da la sensación de nunca explotar de forma abrupta para volcarse de lleno a las instancias de mayor frenesí, esas que fueron capaces de inquietar y mantener expectante al observador en lo que supuso la apertura de la saga.
Liam Neeson se las arregla como para salvar algunos buenos momentos; su figura de por sí es significativa y acapara la atención del público por su portentosa presencia en la gran pantalla. Pero su gratificante participación no alcanza para sacar a flote una narración que nunca arriba al clímax y que carece de fuerza incluso con la exhibición de escenas en donde las explosiones y persecuciones pretenden dotar al asunto de adrenalina.
A excepción de Forest Whitaker (de buena labor), quienes secundan al actor norirlandés no convencen ni tampoco ocasionan algún grado de desasosiego desde el flanco malvado, ese con la responsabilidad de frenar o al menos complicar a Mills.
Taken 3 acaba resultando el capítulo más flojo hasta aquí, continuando en un orden decreciente en el que las ideas se agotan y la previsibilidad aumenta.

LO MEJOR: Liam Neeson. Los primeros minutos.
LO PEOR: previsible, intermitente. Innecesaria.

PUNTAJE: 5

domingo, 1 de febrero de 2015

Birdman - Crítica



Volando alto

La cinta del particular Alejandro González Iñárritu (venerado por muchos y reprobado por otros) ha generado un interesante revuelo desde que se dio a conocer su primer tráiler. La ansiedad comenzó a precipitarse aún más ante las primeras voces que llegaban desde Venecia vaticinando que se trataba de una de las joyas de las que se hablaría largo y tendido en el 2015 (o al menos en el inicio del corriente año). Birdman supone un cambio de registro de parte del director de 21 gramos, conocido por sus films de historias cruzadas. Aquí se vuelca hacia una especie de comedia negra favorecida por una puesta en escena soberbia, a través de la que Iñárritu despliega una buena cantidad de recursos que magnetizan al espectador.
La historia nos remite a Riggan, un actor que ha alcanzado la fama gracias a la personificación de un superhéroe, pero que en la actualidad se encuentra en la lucha por triunfar al mando de una obra teatral en Broadway. El desafío radica en demostrarle a la gente y también (o principalmente) a sí mismo que es capaz de reinventarse y ser reconocido nuevamente desde un personaje o rol distinto al que supo engendrar en su pasado.


Más allá de los conflictos internos de cada uno de los partícipes del relato y de sus miserias, Birdman intenta sacar a la luz un tono burlón, aprovechando el baño de tragicomedia (por decirlo de alguna manera) que se aplica sobre la narración. Es allí donde brillan Michael Keaton y Edward Norton, acompañados con solidez por el resto del reparto (Emma Stone, Naomi Watts, Zach Galifianakis), porque Birdman es además una película de actores y de actuaciones. No es una cinta de risas, sino de un humor irónico, socarrón, de momentos fugaces y ocurrentes incluso adornados por pasajes surrealistas que amplían un poco más la variedad de componentes de los que se vale el realizador de Babel.
Iñárritu acierta cuando se propone presentar los acontecimientos con la difícil tarea que requiere la utilización de planos secuencia (la apariencia de que fuese uno sumamente extenso está impecablemente lograda) que acaban transportándonos de un lado hacia otro, siguiendo a diferentes personajes que desfilan por el interior y por los alrededores del teatro. Esto dota de dinámica y de agilidad a la proyección, ganando puntos en entretenimiento y en enlace.
Birdman avanza con un efecto asolador que contagia, y, salvando algunas cuestiones de excesos tal vez instalados por la frenética de su creador, mantiene expectante y conforme al público. Hay tela para cortar, Iñárritu se encarga de dejarnos retazos acerca de las figuras del espectáculo, así como también de quienes critican y analizan las producciones que estos llevan a cabo. Todo con un sarcasmo disfrutable.
Probablemente sea la mejor obra concebida por el director, algo que queda para el debate.

LO MEJOR: la dirección. La agilidad del film. Planos secuencias. Actuaciones, principalmente de Keaton y Norton.
LO PEOR: algunos pequeños excesos innecesarios.

PUNTAJE: 8,4