domingo, 28 de julio de 2013

The Internship (Aprendices fuera de línea) - Crítica


Googleros viejos

Guionada por uno de sus protagonistas (Vince Vaughn) y dirigida por Shawn Levy, The Internship nos adentra en la historia de dos vendedores con métodos comerciales bastante tradicionales y anticuados que se quedan sin empleo y no tienen mejor idea que inscribirse en una pasantía extremadamente competitiva para puestos de trabajo en Google.
La película cuenta con dos razones principales por la cual divierte, agrada y logra mantener al espectador firme en su lugar: Vaughn y Owen Wilson. El dúo cómico rema y rema en un mar de amenos acontecimientos (a pesar de la presencia de oleajes bastante previsibles) con prácticamente la misma iniciativa y espíritu que le ponen en la ficción del film.


Aprendices fuera de línea comete el mismo error que las comedias de los últimos tiempos al no conseguir suscitar mínimamente tres o cuatro carcajadas, que es lo que tanto espera el público encontrar cuando va a ver proyecciones de este género. Sin embargo, se puede rescatar algún que otro muy buen gag y el apreciable dinamismo que se aplica para que el rumbo de la narración no sufra demasiados altibajos, más allá de unos pequeños e innecesarios recursos cursis híper vistos en determinadas secuencias.
Alternando entre unos cuantos clichés, ratos bastante entretenidos y un mensaje moral de trasfondo destinado a promover el trabajo en equipo, la iniciativa y la “caradurez” de ser emprendedor para obtener lo que uno quiere, The Internship aprueba con lo justo y alcanza para hacernos pasar gratos minutos.

LO MEJOR: el dúo protagónico. Meterse en el mundo Google, la competencia nerd. Entretenida.
LO PEOR: no nos sorprende en cuanto a resoluciones. En instancias apela a sentimentalismos que no funcionan en este tipo de películas.

PUNTAJE: 6,1

miércoles, 24 de julio de 2013

Séptimo - Tráiler e Info adicional del film


Séptimo parte de una coproducción española-argentina a estrenarse este año, un thriller poseedor del atractivo principal de reunir al actor argentino con mayor convocatoria en el cine nacional (Ricardo Darín) y a la figura madrileña que supo brillar y destacarse en películas como Mar adentro, El orfanato y Los ojos de Julia, entre otras tantas.
El dúo protagónico encarna a una pareja que vive en un séptimo piso. Sin mucha más información que la que nos provee su tráiler, la historia nos sitúa en un juego matutino cotidiano que involucra al padre y a sus hijos: una carrera por ver quién llega primero a planta baja (él tomando el ascensor, los pequeños por las escaleras). El punto crítico y de tensión se da el día en que Darín arriba a destino sin percibir rastro alguno de los niños. A partir de allí comienza una búsqueda agobiante y frenética, intentando resolver qué sucedió y dónde están los chicos.


Tráiler:

domingo, 21 de julio de 2013

Películas del Recuerdo - Donnie Darko (2001)


Un puzzle exquisito

Donnie Darko es una película de culto sumamente shockeante. En todos los aspectos y en cada elemento que Richard Kelly, su director y guionista, escribió y expuso en escena conjugando buenos recursos técnicos, diálogos tan intrigantes como excelsos y una musicalización fina, delicadamente seleccionada y movilizadora.
El film nos narra la historia de Donnie (Jake Gyllenhaal), un joven con una gran capacidad intelectual e imaginativa y con una serie de problemas emocionales bastante particulares. Una noche de octubre de 1988 nuestro protagonista es despertado por una voz siniestra que lo lleva a un campo de golf, allí se topa con un conejo gigante, de aspecto tétrico, demoníaco, llamado Frank. Este le advierte el fin del mundo en una fecha específica, como en una suerte de cuenta regresiva de 28 días, 6 horas, 42 minutos y 12 segundos. Por la mañana, despertando sobre el césped, Donnie descubre que su habitación ha sido devastada por el impacto de un motor de avión. A partir de allí, el adolescente comienza a experimentar nuevas alucinaciones diurnas, motivado en cada una de ellas por Frank, quien no hace más que incitarlo a llevar a cabo una buena variedad de acciones peculiares.


El relato, sin poseer un ritmo fuerte, atrae notablemente por su modo hipnótico de enlazar al espectador, transportándolo a un mundo de variadas sensaciones, generándole inquietudes, estados melancólicos y enigmáticos. En todo momento queremos descifrar qué va a suceder, pero en Donnie Darko nada es predecible, todo resulta raro, de a ratos surrealista, confuso pero agradable, estimulante, siniestro.
El gran acierto de Kelly, más allá del guión, radica en la excelencia de sus secuencias, en el vuelco a la práctica de la trama a partir de la construcción de una atmósfera oscura, dramática, tenebrosa o misteriosa, según lo sugiera el cuadro en cuestión. La voz del conejo y su diabólica presencia parece formar parte del condimento más sombrío de la película, con un trasfondo sobrecogedor y una historia de amor juvenil que conmueve y cala hondo en el corazón del público por la fuerza y las debilidades que unen a los enamorados (Gyllenhaal y Jena Malone).


Donnie parece ser el estereotipo de muchacho que, a pesar de su inteligencia, fantasía e ingenio, no logra comulgar con el carácter común de la esencia de la vida interrogándose hacia donde nos dirigimos, escarbando en su mente y en su inconsciente para hallar la salida más viable, aquella que le sepa sanar el dolor.
Pocos films saben suscitar en el observador unos estados de pensamiento, análisis y reflexión tan profundos y emotivos como los que propaga Donnie Darko. La proyección colisiona de lleno contra nuestro ser interior, actúa como un puñetazo a la conciencia otorgándonos un pasaje gratis a la libre imaginación.
Con un final soberbio en donde todas las piezas parecen encajar a la perfección en este puzzle dramáticamente psicológico, acompañado para cerrar los telones del majestuoso tema de Gary Jules – Mad World (con una letra tan exacta a lo que plantea el relato), esta obra maestra acaba quemándonos la cabeza, hundiéndonos en un agradable shock nostálgico, de esos que no hacen más que dar vueltas y vueltas por unas cuantas horas en nuestra percepción. De esas narraciones mágicas que suelen hacer “googlear” a más de uno en búsqueda de una explicación.

LO MEJOR: el guión, los acontecimientos, las actuaciones. Musicalización delicada, elegante. Emotiva, movilizadora. De culto. Te deja la mente ocupada en ella largos ratos.
LO PEOR: puede resultar confusa para espectadores distraídos.

PUNTAJE: 9,3

viernes, 19 de julio de 2013

Pacific Rim - Crítica


Acción, efectos y punto

Esta última entrega de Guillermo del Toro, director mexicano que supo destacarse por El Laberinto del Fauno, entre otras, nos permite visualizar una historia de calce Hollywoodense orientada a una temática bastante abordada últimamente: la peligrosidad del fin del mundo a manos de extravagantes criaturas que no hacen más que ocasionar destrucciones y asolaciones de ciudades enteras en tan solo cuestión de minutos.
En Pacific Rim hay mucho del clásico estereotipo de film japonés inclinado al enfrentamiento entre una suerte de robots manejados por seres humanos. Aquí, estos androides enormes denominados Jaegers parecen ser la única alternativa de defensa ante los invasores Kaijus, unos estrafalarios y gigantes monstruos bastantes duros de roer.


Interesante resulta el aspecto humano resaltado en los pilotos en cuanto a la conexión o lazo que debe unirlos para combinar fuerza, músculo y destreza en el combate; mientras que del lado “fofo”, pensante y cerebral encontramos a dos nerds científicos tan impulsivos como competitivos que aportan el costado carismático y levemente humorístico a la narración (Charlie Day y un excelentemente caracterizado Burn Gorman).
De trama sencilla y sin la contribución de nada sorprendente o llamativo, Titanes del Pacífico goza de unos FX que, si bien son formidables, no logran impactar netamente al espectador. Se abusa, como se esperaba, de la devastación indiscriminada de edificios, autos y todo aquello que esté en el camino del urbanismo propio de cada ciudad.
Entretenida aunque en su incursión final algo pesada por su previsibilidad, la cinta no logra ocasionar estados de suspenso y tensión dignos de devorarnos las uñas. Así y todo, aprueba gracias a su atractivo reparto actoral y a algunas que otras buenas secuencias de batalla.

LO MEJOR: los científicos, efectos. Se agradece la pequeña participación siempre bienvenida de Ron Perlman.
LO PEOR: no sorprende, no tensiona, no ofrece nada nuevo. Se hace extensa.

PUNTAJE: 6

jueves, 11 de julio de 2013

Mi villano favorito 2 - Crítica


Mi noble favorito

Si bien es difícil superar (o igualar) el nivel de la primera entrega referente a las aventuras de Gru y sus “secuaces”, Mi villano favorito 2 no se queda tan atrás logrando una muy buena performance a base de un entretenimiento y una espontaneidad destacables.
En esta oportunidad, nuestro protagonista se aleja de sus maléficos y originales planes para dedicarse al cuidado de las tres huerfanitas que lo ablandaron en la primer película y también a la producción de jaleas muy poco gustosas. La liga anti villanos contacta a Gru para tratar de hallar y capturar al creador de un suero de transmutación que puede ocasionar un caos en el mundo, indexándole como compañera a Lucy, con quien nuestro ex villano comenzará a involucrarse sentimentalmente.


El punto fuerte del film se aloja en el divertidísimo y acelerado ritmo que posee el relato, dejando vacante el bostezo y el aburrimiento; y el aspecto clave radica en las apariciones de los Minions, probablemente los bicharracos más simpáticos y carismáticos de las últimas cintas de animación. Los monstruitos amarillos cobran mayor participación en la proyección y compran al espectador a partir de su encantadora, graciosa y extrovertida naturalidad para desenvolverse en cada escena que les toque hacerse presentes.
Si bien resultaba más agradable ver a nuestro personaje principal como un “canalla querible”, este nuevo costado más noble no le sienta nada mal y no le hace perder toda su mística atrayente. Mi villano favorito 2 goza, además, de una musicalización fuerte y dinámica, incluyendo en una secuencia temas pegadizos como Where Them Girls At de David Guetta y Don´t Stop The Party de Pitbull.

LO MEJOR: los Minions, la animación (como siempre). Graciosa, con un ritmo impecable. Funciona en niños y adultos.
LO PEOR: la idea o trama no es de lo más original. No supera al primer film.

PUNTAJE: 7,4

martes, 9 de julio de 2013

Declaración de vida (La guerre est déclarée) - Crítica


Tan emotiva como abrumadora

Este drama romántico rodado con impecables recursos técnicos visuales y sonoros cuenta con el plus de no sólo basarse en hechos reales, sino de ser su directora-protagonista (Valérie Donzelli) junto a su pareja (Jérémie Elkaïm) quienes pasaron realmente por la paralizante experiencia de vida que nos dan a conocer a través de la proyección del film.
Roméo y Juliette, así como se hacen llamar en la cinta, comienzan a escribir su historia de amor tras tener feeling en una fiesta. Todo era color de rosa en su relación hasta que, tras el nacimiento de su hijo Adam, el pequeño empieza a sufrir repetidos síntomas dignos de ser revisados por un pediatra y, posteriormente, por un neurólogo que lo somete a una resonancia que permite un diagnóstico exacto y demoledor para los padres de la criatura.


Uno de los puntos fuertes de la película radica en la forma de relatarnos los hechos, a base de un realismo inmejorable y una naturalidad envidiable. Además de las sobrias actuaciones del dúo actoral principal, cabe resaltar la excelencia con la que se juega con la musicalización, sumergiendo al espectador en un festival sonoro favorablemente gustoso, intercalando melodías tanto clásicas-dramáticas como electrónicas según la característica de la escena abordada.
Declaración de vida nos mete de lleno en la crudeza de las circunstancias y en el grado de superación y fortaleza con el que se puede encarar la más adversa de las situaciones combinando positivismo, unión, amor y por qué no euforia como método de leve escape o como simple descarga de energías, generando en el público diversas sensaciones capaces de conmover hasta al tipo más duro y frío.

LO MEJOR: el elemento extra de saber que quienes actúan son los verdaderos protagonistas de los hechos reales. Conmovedora, artísticamente elegante y llamativa.
LO PEOR: la voz en off en determinadas secuencias no suma.

PUNTAJE: 7,7

domingo, 7 de julio de 2013

Pain & Gain (Dolor y gloria) - Crítica


Los reyes de las pesas

Michael Bay (Transformers, Pearl Harbor, Armageddon, entre otras) deja de lado un poco las explosiones y las onerosas escenas a las que nos supo acostumbrar para enseñarnos un costado más crudo y casi bizarro de los acontecimientos en este thriller devenido en comedia negra titulado Pain & Gain.
Con la muy buena actuación de Mark Wahlberg y el carismático acompañamiento de Dwayne “The Rock” Johnson y Anthony Mackie, el film comienza dinámicamente intercalando de a ratos el relato en off del líder de esta suerte de pandilla de fisicoculturistas, un grupo cansado de su rutina diaria de moldear sus cuerpos. Invadidos por un vacío y estancamiento económico importante, este trío casi descerebrado decide emprender un plan arriesgado que los lance a la fortuna y a la buena vida o, en otras palabras, a lo que se denomina como “sueño americano”. Para ello, idean el secuestro de un millonario mitad judío, mitad colombiano, pero sus ingenuos y poco ortodoxos modos de llevar a cabo el proyecto terminan sumergiéndolos en una inacabable cadena de problemas.
Más allá de algunos buenos recursos técnicos en ciertos pasajes y de una musicalización bien seleccionada para reforzar y hacer más amena la cinta, la filmación quizás no sea lo mejor de esta narración por no destacarse en cuanto a planos bien encuadrados o novedosos. Bay nos adentra en una historia que transita irregularmente en cuanto a inferirle entretenimiento al público; oscila entre secuencias de buen ritmo y absurdas para dar cuenta de las tragicómicas incidencias que se exhiben. Cabe resaltar la manera en que se exponen las embarazosas peripecias en las que se ven involucrados los fornidos protagonistas, siempre desde el flanco que comprende el humor negrísimo y socarrón.
Pero el punto fuerte y primordial de la película radica en la particularidad de que las situaciones están basadas en hechos reales, y he aquí el motivo por el cual todo lo que parecía tan inverosímil como descabellado recobra valor como condimento extra y especial para que la proyección se gane unos puntitos más en su score final.

LO MEJOR: Wahlberg cumple nuevamente. Que se base en una historia real, por cierto muy extraña en sus resoluciones. Buenos gags.
LO PEOR: la duración podría ser menor. No enlaza todo el tiempo, tiende a la irregularidad.

PUNTAJE: 6,6

viernes, 5 de julio de 2013

Películas del Recuerdo - Blue Velvet (1986)


Un mundo extraño

Si hay algo que distingue a David Lynch es su excentricismo para presentarnos sus obras. Y su surrealismo, a veces tan confuso como hipnótico. Pero esta última cualidad no se manifiesta tan puramente como el director supo volcar en Eraserhead, por ejemplo, con un grado de perturbación afilado; en esta película de culto denominada Blue Velvet (Terciopelo Azul) se puede percibir algo un poco más convencional de lo que nos tiene acostumbrados el creador de Twin Peaks.
En esta historia que involucra elementos de intriga, suspenso y thriller psicológico, nos topamos con un manejo de fotografía excelso y una musicalización poderosa que juega todo el tiempo con provocar diversas sensaciones en el espectador, la mayoría de una tensión asfixiante.
El relato nos remite a la vida de Jeffrey (Kyle MacLachlan), un joven que tras visitar a su padre en el hospital halla entre los arbustos una oreja humana. Sorprendido, la guarda en una bolsa y la presenta en la comisaría. Inquieto y con una curiosidad que lo carcome, visita al policía/vecino que lo había atendido para interiorizarse acerca del caso, recibiendo del oficial una negativa de entrometerse en el asunto. Intranquilo y alarmado, nuestro protagonista obtiene información gracias a la hija del agente y no tiene mejor idea que comenzar a hurgar en la cuestión, vinculándose en una cadena de enredos y sucesos tan turbios como perversos.
Lynch logra generar una proyección tan febrilmente retorcida como adictiva y sombría. Uno de los puntos más importantes radica en su don natural para dotar a los diferentes escenarios de atmósferas particulares que conlleven algún tipo de sugestión magnética para el público. Y este componente sabe mecharlo y acompañarlo de una puesta de luces destacable para ocasionar ambientes sórdidos, siniestros y movilizadores.
Si bien ese plus onírico y surrealista como sello propio del director no se apodera de la pantalla como en otras entregas de este gran conductor de films, las metáforas visuales en determinadas secuencias dirán presente de modo que podamos percibir esa huella, esa marca registrada que tanto despierta la atención del observador.
Atrapante y enigmática de principio a fin, Blue Velvet fue aclamada y generadora de críticas muy positivas que la catapultaron como otra obra maestra del extravagante guionista de The Elephant Man.

LO MEJOR: lo raro que siempre resulta ver una película de Lynch. La historia, la tensión que le imprime. Imprevisible, no se sabe qué resolución habrá hasta la brillante “ending scene”.
LO PEOR: alguna que otra circunstancia que quizás merecía mayor información adicional.

PUNTAJE: 8,4