jueves, 24 de enero de 2013

Tesis sobre un homicidio - Crítica



Otra eximia muestra de lo que puede dar Darín

Tesis sobre un homicidio es un muy interesante thriller psicológico, narrado inteligentemente sobre una atmósfera oscura y de una factura técnica impecable.
La historia nos remite a un abogado penalista retirado que se dedica a la docencia universitaria, encarnado por un Darín del cual ya nada nos sorprende y, una vez más, vuelve a dar cátedra desde su sublime actuación. Una ráfaga de intriga se apodera de la pantalla al momento de la incursión en escena de un joven proveniente de otro país que decide anotarse en el seminario de criminología dictado por nuestro protagonista.
Apenas pocos minutos más, un asesinato en los alrededores de la facultad acrecienta el clima sombrío que se venía generando. Y, a partir de allí, comienza una suerte de disputa intelectual entre el misterioso muchacho y el experimentado letrado, a base de hipótesis o conclusiones sobre lo que para uno representa la justicia y las refutaciones correspondientes de la otra parte. Ambos moviéndose como si estuviesen en un tablero de ajedrez, con frases sugestivas y dignas de analizar.
Lo raro y a la vez destacable de la película radica en el ascenso del suspense a pesar de contar y mostrar todo el tiempo un solo sospechoso, aquel joven enigmático al que el personaje de Darín no hace más que encerrar en su mente como el autor del homicidio, cayendo en una casi obsesión, con un interrogante que se mantiene en vilo hasta el final.

LO MEJOR: la actuación de Darín. Elementos técnicos, la ambientación intrigante y oscura que se le da. Los diálogos.
LO PEOR: la actuación de Calu Rivero no está a la altura del film.
PUNTAJE: 7,80

sábado, 19 de enero de 2013

Ralph, El Demoledor - Crítica



Recordando los queridos arcades

Ralph: El Demoledor posee un elemento distinto respecto de las películas de animación que veníamos presenciando, y éste radica en ofrecernos, al menos de movida, una historia creativa vinculada al mundo de los videojuegos.
Generando nostalgia en quienes vivimos la época de furor de los arcades, con toda esa mística de ir a comprar las fichas y demás, la cinta se mete dentro de lo que sería la vida de los protagonistas de los juegos. Y aquí aparece Ralph, un destructor de edificios que oficia de “malvado” y que comienza a hartarse del poco reconocimiento que le dan en su “trabajo”. Así, decide explorar el mundo virtual de sus colegas.
Ingeniosamente se construye un relato con una suerte de reglas respecto de lo que abarca el modo de vivir de estos curiosos personajes. Y empiezan a tener pequeñas participaciones los Zangief (Street Fighter), el fantasmita del Pac-man, entre otros tantos, lo que le da un toque atrayente a la historia. Nuestro héroe, en la búsqueda de una medalla que le permita otorgarle un status mejor en su arcade, incursiona en otros, hasta que termina yendo a parar a Sugar Rush, un videojuego de carreras, caracterizado por un mundo de golosinas empalagosas por doquier y en donde se nombran inusitadamente una inmensa cantidad de marcas comerciales. Allí conoce a la súper carismática Vanellope, una pequeñita que se roba todas las miradas del público, tanto de niños como de adultos.

Bien, hasta aquí todo perfecto, pero el problema o la “falla” mayor radica en dejar caer al film en la obviedad, estancándose casi todo el tiempo en Sugar rush y desaprovechando lo que se podría lograr deambulando por los diversos recreos electrónicos. Y lo que queda de rodaje desborda de previsibilidad, sensiblerías típicas de Disney y un desenlace a las apuradas.
Ralph, El Demoledor es una película creativa, con una animación prodigiosa, que se podría haber trabajado mejor en unos cuantos pasajes que hacen al relato.

LO MEJOR: la creatividad, la historia es muy original. La animación.
LO PEOR: se desaprovecha la posibilidad de incursionar en más videojuegos. Pasan mucho tiempo en Sugar rush. No logra ofrecernos más de lo que nos otorgan las demás cintas de animación en cuanto a previsibilidad.
PUNTAJE: 6

jueves, 3 de enero de 2013

Quiero matar a mi jefe (Horrible Bosses) - Crítica



Gran comedia, igual ritmo
El póster/banner ya atraía miradas, llamaba la atención. Si nos hallamos en un local de películas y tanteando dvds nos encontramos con la cajita de esta, casi seguro que no pasaremos de inmediato a la siguiente; pues Horrible Bosses cuenta con la presencia de actores muy distinguidos y con un arte de tapa más que bien elaborado, cuya conjunción hace que, mínimamente, nos detengamos unos segundos a observar o leer su sinopsis.
Bien, en lo que respecta a la parte práctica, táctil de la cinta, podemos asegurar que no se queda para nada atrás de lo que se esperaba. La historia de por sí está muy bien narrada, con una dinámica inicial individual de cada personaje que luego va uniendo uno con otro sin perder en ningún momento el ritmo, y aquí encontramos uno de los puntos claves del film. La temática acerca de la tirante relación entre jefe y empleado y las situaciones a las que se someten cada uno de los protagonistas con sus empleadores funciona y entretiene a la perfección.
Horrible Bosses es una comedia negra en donde las situaciones embarazosas están tan bien rematadas como las interpretaciones de cada uno de los brillantes actores que la componen. Kevin Spacey resulta tan odioso y carismático a la vez que logra robarse todas las miradas del espectador, y ni hablar del gran papel que lleva a cabo Jennifer Aniston en una suerte de dentista obsesiva-acosadora de su asistente.
En fin, si sos gustoso del género esta película te va a hacer pasar un rato muy pero muy entretenido y te va a sacar unas cuantas risotadas en diferentes escenas, obviamente contando con el aval de un elenco interesantísimo.

LO MEJOR: entretenimiento y risas garantizadas. Kevin Spacey, Jennifer Aniston, el agradable ritmo de la historia y las situaciones que se dan.
LO PEOR: si bien no falla como película graciosa, no genera carcajadas como otras comedias.
PUNTAJE: 7,70