jueves, 29 de agosto de 2013

El llanero solitario - Crítica


TontoLone

Se percibe el ahínco en Gore Verbinski y productores por engendrar una película comercial de la taquilla de Piratas del Caribe. Pero este afán se siente tanto que al atinar en varias similitudes con las entregas cinematográficas de los bucaneros pierde mística. Y, sobre todo, emoción.
El llanero solitario cuenta con la particularidad de darle mayor cantidad de apariciones y fuerza en la pantalla a quien hace de Toro (Tonto en el original), quedando nuestro Lone Ranger como un acompañante pese a que el título de la cinta lleve su nombre. Quizás en otro intento más de conquistar al espectador, lógico resulta que el camaleónico Depp se lleve todas las miradas en esa búsqueda obsecuente por atraer y llamar la atención. El problema radica cuando el bueno de Johnny, incluso con su libre albedrío actoral desde la edificación de cada uno de sus personajes, extrañamente no contagia, siendo a partir de ese punto donde se quita el último ladrillo que conlleva al desmoronamiento de todo un pilar en materia de trama y entretenimiento.


Se rescata una buena ambientación y unas bocanadas de western apreciables desde los planos amplios, así como también alguna que otra escena ágil (el enfrentamiento en el tren, por ejemplo). Todo lo demás resulta vacío, insustancial y bastante lento. El film va dejando, con cada paso y relinche de caballo en el desierto, trozos de diversión en el camino, agotando la energía del relato, enarenándolo casi por completo como les sucede a nuestros protagonistas (pero tapados de tierra) en una secuencia en la que quedan apenas con la cabeza al descubierto.
Así, vacuo e insulso como en su fallido intento por hacer reír a partir de un humor tan absurdo como poco ingenioso, El llanero solitario atraviesa el páramo sin pena ni gloria, en un proyecto poco aprovechado y bastante tirado de los pelos.

LO MEJOR: un escenario aclimatado. Bien filmada.
LO PEOR: perezosa en su andar. Muy extensa. No conecta, tensión nula. Previsible, no hay sobresaltos.

PUNTAJE: 4

martes, 27 de agosto de 2013

El gran Gatsby - Crítica


El gran desaprovechamiento

La belleza y la armonía implementadas desde la estética y elegante puesta en escena no encuentran un reflejo fiel en el mar que comprende la narrativa elegida por Baz Luhrmann.
El trabajo de dirección de fotografía es tan delicado y prolijo que por momentos hasta traspasa la línea visual que el espectador está dispuesto a tolerar. El relato tiene algo de eso, el melodrama al que se nos sumerge tiene pasajes tan densos y cursis que resulta empalagoso. En este drama romántico enmarcado majestuosamente en los años´20, el factor sobresaliente queda a cargo de la función destinada a impactar al sentido óptico del público a partir de una decoración, maquillaje y ambientación sublimes. Todo es muy pomposo, a excepción de la historia y su pertinente modo de contarla.


Vale destacar, también, lo que ocurre con las actuaciones; Di Caprio vuelve a demostrar, una vez más, que es un actor de primer orden, adaptándose aquí a un misterioso millonario, reconocido por todos y organizador de desmesuradas fiestas en su mansión. Un excéntrico personaje que recurre a su vecino, en este caso un tímido y bien caracterizado Tobey Maguire, quien le servirá de puente para recuperar a su eterno y profundo amor. ¿Puede un tipo rico que lo posee todo conservar tamaña obsesión? Ese es el motor de la película, y para ello quién mejor que su rococó director, prácticamente encasillado en proyecciones de este género (Moulin Rouge, Williams Shakespeare´s Romeo and Juliet). Del flanco quizás tenso, donde la cinta cobra en una o dos secuencias algo de tirantez, encontramos a Joel Edgerton, encarnando al siniestro marido de Carey Mulligan.
Con un arranque interesante, luego de la primera hora El gran Gatsby comienza a recaer en las sensiblerías, metiéndose de lleno en un universo tan ampuloso como lento, tedioso y difícil de seguir por su perezoso ritmo que ni siquiera incluyendo la tragedia logra ocasionar emotividad.

LO MEJOR: todo lo referente a lo estético. Filmación. Actuaciones.
LO PEOR: falla en el modo seleccionado para contar los hechos. No conmueve. Innecesariamente lenta.

PUNTAJE: 5,2

sábado, 24 de agosto de 2013

We´re the Millers - Crítica


La “familia” unida

Dentro de un género al que le está costando bastante retornar a las raíces y elucidar buenos momentos cómicos, emerge We´re the Millers que, sin rebasar de instancias que ocasionen carcajadas, cumple con su cometido de entretener casi en toda su duración y cimentar unas cuantas secuencias embarazosas.
El gran trabajo queda a cargo del dúo protagónico, con un Jason Sudeikis carismático, lleno de picardía y una Jennifer Aniston que vuelve a redondear una buena actuación a la par que embelesa la pantalla encarnando a una bailarina stripper. Los secundarios (Emma Roberts y un prácticamente caricaturesco Will Poulter) se asocian gratamente a base de unas divertidas y bizarras participaciones.
La trama nos enseña la vida de un distribuidor de marihuana de escala baja (Sudeikis) que, tras endeudarse con su proveedor, no tiene mejor salida que aceptar una excursión riesgosa traspasando la frontera hacia México para traer de regreso a Estados Unidos un “paquete y medio” de droga. Para disimular la cuestión y pasar lo más desapercibido posible no tiene mejor idea que conformar una familia ficticia que lo acompañe en esta aventura repleta de obstáculos y situaciones tan descabelladamente agradables como incómodas.


La película cuenta con un ritmo que parece no parar un solo minuto, escoltada de una musicalización que va de la mano de esta dinámica elegida por su director a la hora de relatar los acontecimientos. El film tiene fuerza y similitudes a Todo un parto (Robert Downey Jr. y Zach Galifianakis) en cuanto a la contrariedad de sus escenas y al modo de fastidiar (en un buen sentido) al público a través de las controversias que surgen como barrera o complicación en el pedregoso andar de este cuarteto inexperto en tamaña encomienda.
Cómica, con gags algo vistos, “sucios” pero buenos y socarrona, We´re the Millers termina resultando una más que interesante propuesta.

LO MEJOR: el conjunto que constituye la familia ficticia. La incomodidad y el carácter casi bizarro de algunos pasajes. Muy divertida. Lo que se muestra en los créditos finales.
LO PEOR: la velocidad con que se exhiben las resoluciones, como acelerando el desenlace.

PUNTAJE: 7,2

viernes, 23 de agosto de 2013

Dead Man Down - Crítica


Revancha con R de Rococó

El director de la saga sueca Millennium crea un thriller bastante raro, con tintes oscuros y unos cuantos agujeros muy marcados en el guión, pero así y todo consigue, en la medida justa, cosechar un film pasable. Y en esto muchísimo tienen que ver Noomi Rapace y Colin Farrell (sobre todo la primera). La actriz de Prometheus, Babycall y otras tantas cintas enlaza, hipnotiza, atrae y conmueve a través de un nivel de expresión excelente, combinando un intercambio de miradas y gesticulaciones sumamente creíbles con un Farrell que convence en el papel de un húngaro reacio a mostrar su flanco sensible y enfocado meticulosamente en un plan de venganza contra quienes acabaron con la vida de su familia.
En un juego de balcón a balcón, la narración nos alimenta de a ratos con unas cuantas cucharadas dramáticas y románticas a partir de la relación que comienzan a cultivar los protagonistas; ella, afectada emocionalmente por un trágico accidente de auto que le dejó una importante marca en su rostro; él, descreído, un tipo de pocas palabras, frío.


El ritmo, lejos de ser agobiante y tenso, parece ir acomodándose de a poco y cada vez más al vínculo emocional que une a los intérpretes principales, sin dejar de lado la cuestión de vendetta como motivador y motor de empuje del relato pero apelando a frases correctamente elaboradas y delatando cierta moralidad que parece querer destacar el director en su obra.
Sin desbordar de acción pero contando con algunas secuencias de rigidez y tiros, Dead Man Down se deja ver, culmina imprimiendo en el público una sensación amena aunque lejana de recordar o retener en la memoria no más que como una película agradable y punto.

LO MEJOR: Noomi Rapace a partir de sus gestos y expresividad se mete muy bien en el personaje y es verosímil. Grata para pasar el rato. Es algo rara y eso no cae mal.
LO PEOR: nada que no se haya visto. Si bien no funciona mal y suscita movilización en el espectador, se apela en demasía a la victimización de la protagonista por su accidente. Agujeros en el guión.

PUNTAJE: 6

martes, 20 de agosto de 2013

Star Trek 2: en la oscuridad - Crítica


Un viaje placentero

J.J. Abrams vuelve a sembrar interés a partir de una secuela que no decepciona ni pierde el hilo en ningún momento. Star Trek 2: en la oscuridad sabe comprar al espectador otorgándole unas buenas dosis de entretenimiento pochoclero y un guión prolijo sin demasiados baches.
La cinta nos mete de lleno en una verdadera aventura con excelentes tintes de ciencia ficción; clásicos y bastante vistos, pero que se muestran en sintonía con el transcurso del relato. Resulta importante destacar el hecho de que esta última entrega no tiene nada que envidiarle a la edición anterior e, incluso, hasta la supera en muchos factores.


La historia, a diferencia de lo que viene sucediendo últimamente con muchos films del género, acierta en la escala y en el grado de entusiasmo que ocasiona: el ritmo se condice con el nivel de atención que suscita en el público, llevando la marcha por sí solo ascendentemente y sin plancharse en el desarrollo de la proyección.
El reparto también ayuda a sumar unos cuantos puntitos al score; si bien Chris Pine sabe dirigir la batuta encarnando a un firme y a la vez atolondrado Capitán Kirk en la toma de decisiones, quienes se roban la película son Zachary Quinto y Benedict Cumberbatch, en ese orden. Quien ofició de joven cerebrito en Margin Call en esta oportunidad enlaza a través de la extraordinaria personificación de Spock, acertando en la frialdad, sinceridad y expresando, valga la paradoja, la inexpresividad del vulcano. Por otra parte, el protagonista de la gran serie Sherlock, es el encargado de impartir momentos de tensión e incertidumbre desde la interpretación del villano Khan.
Cumplidora, entretenida y bien construida, Star Trek 2: en la oscuridad supera la expectativa y logra con su cometido, tanto en lo técnico (efectos, filmación) como en la trama.

LO MEJOR: Quinto, Cumberbatch, la calidad del film. Aventurera, no aburre.
LO PEOR: le sobran unos minutos. Algunas que otras exageraciones en ciertas resoluciones.

PUNTAJE: 8,2

sábado, 17 de agosto de 2013

The Company You Keep (Causas y Consecuencias) - Crítica


Aires de miniserie en un largometraje

Causas y Consecuencias oficia de thriller-drama político, desbordante de diálogos mano a mano, miradas cruzadas y personajes que saben cosechar interpretaciones sumamente creíbles.
Bajo la dirección (y papel protagónico, también) de Robert Redford, el film posee un reparto de ensueño, en donde Susan Sarandon, a pesar de su cortísima participación, se luce en las secuencias que le toca presentarse; Shia LaBeouf cumple en la piel de un periodista astuto, que rompe el molde y se adentra en la investigación; y la pequeña Jackie Evancho sorprende por su destacable caracterización a sus apenas 13 años de edad, como hija de nuestro sujeto principal.
La historia narra, al principio intercalando material de archivo con ficción, la actividad movilizadora de izquierda de un grupo que recurrió a la violencia para manifestarse en oposición al gobierno estadounidense de los años setenta, como introducción a los hechos, y el futuro de cada uno de sus integrantes.
Solarz (Sarandon) se entrega al FBI tras más de tres décadas del robo a un banco de Michigan que acabó con la vida de un guardia. Ágil e intrépido, el reportero Shepard (LaBeouf) decide indagar en el tema contactando a Grant (Redford) y develando la verdadera identidad de este terrorista devenido en abogado, refugiado en los suburbios de Albany, Nueva York. Esto despierta y alarma a la “Federal Bureau of Investigation”, iniciando una persecución frenética desde lo teórico y paulatina desde la filmación.
El gran problema de Causas y Consecuencias radica en la lentitud en que ocurren los sucesos: la proyección parece transitar por una avenida colapsada, caótica, en donde nuestro auto no hace más que poner primera, adelantarse unos metros y volver a punto muerto. Existen dificultades para acelerar el ritmo, por lo que todo se va tornando cada vez más pesado y por momentos algo aburrido.
El aspecto fuerte radica en las intervenciones de quienes conforman la nómina actoral, a base de unas expresiones absolutamente verosímiles, quedando la trama y el pasaje de los acontecimientos en la intrascendencia.

LO MEJOR: las interpretaciones. Bien filmada.
LO PEOR: no conecta. Le falta dinámica. No genera ganas de volver a verla.

PUNTAJE: 5

martes, 13 de agosto de 2013

Metegol - Crítica


Abrazo de gol

Con una animación sublime para la industria cinematográfica nacional, Metegol definitivamente llama la atención de movida, animando y entusiasmando al espectador por su bella y colorida estética.
Campanella, astuto y “bicho” como ningún director argentino, sabe lo que hace y cómo conquistar al público. Por algo supo cautivar al mundo con El Secreto de sus ojos obteniendo un muy merecido Oscar como mejor película de habla no inglesa. Y aquí, construye un universo en donde el entretenimiento, la chispa, los valores y las costumbres criollas se conectan, encajando a la perfección una pieza con otra.
Para acentuar aún más las tradiciones de nuestro país, el creador de Luna de Avellaneda mezcla los mismos elementos que vimos en este film de 2004, jugando e involucrándonos a través de la sencillez y la cotidianeidad que vive el argentino, el porteño cuando se reúne en un bar, con gente de confianza, de barrio. A esto le agrega un metegol, y para emparentarlo todavía más con lo popular lo presenta a la vieja usanza, es decir, de plomo como solían ser antiguamente estos mini estadios de juego. Y como frutilla del postre e ingrediente quizás más bien comercial (si se permite el término) o atrayente, parece recrear el asunto con una especie de baño lúdico/carismático a los personajes similar al que adquieren los juguetes en la trascendente Toy Story.


Entonces se hace presente la historia de Amadeo, un joven tímido, introvertido, con una habilidad extraordinaria para desempeñarse en el metegol. Invencible. Como todo bonachón y protagonista suele tener un rival, un muchacho tan vanidoso como detestable al que suelen llamar “El Grosso”. Este, al perder en un enfrentamiento con nuestro intérprete principal, jura vengarse al regresar al pueblo años más tarde desafiándolo a un partido de fútbol sin palancas ni jugadores de plomo… un duelo real, sobre el verde césped.
Metegol oficia y funciona tanto para chicos como para adultos, brindando un espectáculo en el que la narración resulta ágil, por momentos graciosa (se pueden evidenciar algunos pequeños baches en algunos diálogos), con arquetipos minuciosamente edificados desde sus frases y conductas (por ejemplo El Beto, típico argentino agrandado, canchero, el “loco lindo”), con el plus de poseer marcadamente un mensaje moral, una nota de lealtad, compromiso, superación y, por si fuera poco, el amor como impulso motivador de acciones.
Campanella lo hizo otra vez.

LO MEJOR: la animación, la calidez y el carisma de los personajes. El sello del director, la mística que le imprime. Los valores que involucra la historia.
LO PEOR: puede que no resulten del todo cómodos únicamente los doblajes de los sujetos más pequeños de la narración, en los primeros minutos del film.

PUNTAJE: 8

viernes, 9 de agosto de 2013

El Conjuro - Crítica


The horror is back

El Conjuro emerge resucitando a un género que pedía a gritos una entrega de tamaña calidad que ocasione lo que el público objetivo le reclama al rubro: temor.
James Wan (Saw e Insidious) se las ingenia soberbiamente para interiorizarnos en un relato terrorífico mientras nos deleita a partir de manejos de cámara exquisitos y una ambientación inmejorable, combinando una buena cantidad de efectivos travellings con secuencias de poca iluminación para aumentar la tirantez y el nerviosismo en cada pasaje del film.
El Conjuro es un gran ejemplo de cómo diferenciarse o construir un muy buen producto con una historia que cuenta más o menos lo mismo que lo que nos brindan las cintas de terror clásicas: la típica casona abandonada a la que se muda una familia (los Perron) y en donde suceden todo tipo de acontecimientos sobrenaturales vinculados a espíritus y/o presencias demoníacas. Nada nuevo desde la teoría, pero muy distinto desde la práctica, en esta cinta la tensión y el horror vuelven a pisar fuerte amedrentando al observador de un modo similar al que supo hacerlo la antiquísima El Exorcista.
La clave radica en su despliegue narrativo, en sus modos de sumergirnos en una tétrica y siniestra crónica que, además, se jacta de estar basada en hechos reales. 


El director le imprime una rigidez importante al jugar inteligentemente con la insinuación; aquí no pasa todo por el intercambio entre susto y sobresalto, sino por la edificación creciente de sensaciones que incomodan al espectador, en oportunidades a partir de escenas en donde la oscuridad prima y dependemos del fuego de un fósforo para ir visualizando parcialmente cada zona, con la amenaza o tentativa constante de que algo pueda aparecer repentinamente; en ocasiones con la conjugación de notas graves, chirridos de puerta y pisos de madera crujientes intercalados con ausencias de sonidos y la sola presencia sonora de los pasos o la respiración del protagonista en cuestión. Y a veces ese recreo al que se nos somete forma parte de un simple esbozo que opera como prueba o movilización de temor, incitando al miedo y a la seducción terrorífica de manera constante.
Vale destacar las muy buenas actuaciones de Vera Farmiga y Patrick Wilson especialmente (Ed y Lorraine Warren), en este film repleto de tensión, profanación, nerviosismo y presencias de objetos y muñecos sugerentes tétricamente hablando. Lo mejor de terror de los últimos años.

LO MEJOR: logra el objetivo sin quedarse en la media de lo que se ofrece típicamente en el género. Todo no ocurre porque sí y solo para generar saltos; existen buenas argumentaciones. Cómo se juega con la insinuación. Técnica y estética visual. Sonido. Tensión.
LO PEOR: en algunas instancias se abusa de los lugares comunes.

PUNTAJE: 8

lunes, 5 de agosto de 2013

Películas del Recuerdo - 12 monos (1995)


Doce mil viajes en el tiempo

Terry Gilliam construye un universo con un futuro caótico, postapocalíptico con aires oscuros y una musicalización tan extraña como atrapante en esta película de culto protagonizada por el bueno de Bruce Willis.
Quizás no apta para un público amante de relatos que proveen un curso de los acontecimientos con una linealidad o temporalidad básica, 12 monos supo cautivar mayoritariamente a la prensa y a apasionados cinéfilos en base a una historia de ciencia ficción con una poderosa intriga.
El film nos adentra en un mundo humanamente hecho trizas, tras una epidemia provocada por un virus devastador. Algunos sobrevivientes se hallan refugiados en comunidades subterráneas, controlados y obligados por un grupo de científicos a presentarse como “voluntarios”, a fin de viajar al pasado en búsqueda de una muestra del germen, de modo que los eruditos en el tema puedan elaborar un antídoto. Y, obviamente, el protagonista y encargado de intentar lograr esta tarea es nada menos que Bruce.


El director nos pinta una imagen cruda por excelencia, en donde normalmente todo está desordenado, magnificando los sucesos gracias a la creación de una atmósfera sórdida y sombría. Gilliam juega con los viajes en el tiempo a la vez que aturde al espectador mezclando realidad con locura y existencia con una suerte de surrealismo interesante. Terry encuentra dos caballitos de batalla que le sacan todavía más jugo a la proyección a base de soberbias actuaciones como las que emprenden Bruce Willis y un demente Brad Pitt, más el buen acompañamiento de Madeleine Stowe y una banda sonora tan tensa como asfixiante como uno de los elementos más destacados de la cinta.
Lo que sobresale en este tipo de obras es la excelencia con la que el guión y la forma de volcar los sucesos en la pantalla van de la mano, resultando difícil el hallazgo de cabos sueltos que opaquen tamaña labor cinematográfica.

LO MEJOR: la tirantez del relato. Soundtrack. El reparto. Ambientación. Trama. Ending scene.
LO PEOR: las voces en el manicomio aturden en demasía.
PUNTAJE: 8

jueves, 1 de agosto de 2013

Wolverine: Inmortal - Crítica


Logan y los japoneses

Quizás producto de otro bien logrado pero engañoso tráiler o tal vez  haya sido obra de la creación de una expectativa mayor, pero al fin de cuentas esta entrega cinematográfica de Marvel entusiasma muy poco.
Wolverine entra en calor en la primera vigorosa secuencia, cuando salva la vida de Yashida, impactando de lleno en el público y dejándole una grata impresión debido a sus impecables efectos especiales. Hasta allí e incluso unos cuantos minutos más la historia parece ir encaminándose por buen rumbo, pero tramos próximos a la llegada de nuestro protagonista a Tokyo, el sendero se visualiza nebuloso, desconcertante no desde el punto atrayentemente enigmático que suelen mechar en su contenido algunas películas, sino desde la desorientación que ocasiona en el espectador. Entonces comienzan a hacerse más presentes unos cuantos diálogos más lentos que motivadores, aspecto que le quita tirantez al relato.


Los factores que mantienen a flote esta proyección se basan en la propuesta (o más bien obsesión) de Yashida hacia Wolverine de “extirparle” su inmortalidad argumentando que al fin podría tener sueños, formar una familia y una muerte honorable, a lo que el mutante, terco como de costumbre, se rehúsa. La oncóloga del moribundo nipón cobra mayor protagonismo al resultar ser una pieza clave del plan en esta suerte de leyenda de “mortalizar al inmortal”, debilitando a nuestro héroe poco a poco.
Uno de los motivos por los cuales The Wolverine no se acerca siquiera al nivel de sus anteriores ediciones vinculadas a X-Men radica en la falta de tensión que poseen los acontecimientos: en ningún momento se incomoda al espectador invadiéndolo de nerviosismo.
Más allá, también, de algunos fallos de guión y un final discutible, la carismática y sobria presencia de Hugh Jackman y las muy buenas escenas de pelea hacen que la película apruebe tan justo como si Wolverine rasguñase el puntaje con la punta de sus garras de adamantium.

LO MEJOR: los momentos de acción. El mano a mano arriba del tren bala. La secuencia que nos presenta Marvel (como es habitual) en los créditos.
LO PEOR: no enlaza, no genera atracción plena. Posee altibajos.

PUNTAJE: 6