Sanguinaria y extrañamente sentimental
Considerada una película de culto, Drive
convence gracias a, sobre todo, un baño visual-artesanal aplicado por su
director, Nicolas Winding Refn.
Estamos en presencia de un relato de cine negro tan impactante como
impecable en lo que concierne a la fotografía, con una poderosa banda sonora
que acompaña a la perfección el slow motion (en ocasiones agotador) que se
impone en unas cuantas secuencias. Pero Drive
también la juega de drama, romance (con un estilo muy peculiar), thriller y
unas contadas pero efectivas dosis de acción.
Ryan Gosling parece de piedra. Un tipo frío, inexpresivo, que a cara de póker
trabaja en un taller de autos mientras también es piloto especialista de cine. Además
(y esta es la parte turbia y más atractiva), suele obrar como chofer de
delincuentes en las oscuras noches de Los Ángeles. Un tipo recio, de pocas
palabras que parece esbozar una sonrisa sólo y cada vez que se topa con su
vecina (Carey Mulligan).
Drive posee
una diversidad de componentes favorables y un puñado de elementos que opacan el
seguimiento de quien observa la narración. Como pros cabe destacar: el arte
para la óptica humana que se refleja en cada plano, escena y efecto de
iluminación; la narrativa rara y distinta que se propone; las secuencias en
donde cobran fuerza los enfrentamientos (sangrientos, cruentos). Desde el otro
flanco, las contras se hallan en el ritmo mayoritariamente anodino, casi
insustancial en cuanto a método de presentación de los sucesos. Refn parece enviciarse con la cámara
lenta y abusa de ella hasta el hartazgo por utilizarla en instancias en donde se
podía prescindir de dicha técnica.
Una proyección diferente, de estilo elegante, que goza de un rodaje superior
a la media, un neo-noir con aires de romance (por cierto bastante gélido), en
donde lo más apreciable se advierte en la estética seleccionada para su puesta
en escena.
LO MEJOR: Gosling siempre cumple. Ambientación, dirección de fotografía. Instantes de
tensión y acción.
LO PEOR: lenta, en demasía. La pomposidad visual no se condice con el
transcurso de los acontecimientos. Deja un sabor agridulce.
PUNTAJE: 6,7
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