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Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso) vuelve a
concebir una película inteligentemente escrita, combinando drama, romance,
algunas pizcas de thriller y un siempre bien recibido aspecto intrigante.
En La Mejor Oferta nos
encontramos con un Geoffrey Rush
encarnando excelentemente a un experto en el mundo de las subastas,
restauración y obras de arte llamado Virgil Oldman. Un sujeto antisocial,
supersticioso y con un carácter que sólo sus más allegados parecen saber tratar.
El punto de descolocación del protagonista se da cuando una joven (Sylvia Hoeks) le encarga tasar y vender una
colección de productos de gran valor artístico que ha heredado de sus padres.
Ella, al padecer una extravagante enfermedad psicológica que no le permite
salir del encierro de su cuarto ante la presencia de personas en su hogar, comienza
a despertar la curiosidad y el interés de nuestro intérprete principal.
Tornatore consigue que el personaje de Rush
se parezca a su film: refinado, suntuoso, elegante, capaz de elucubrar grandes
diálogos y de mostrarse presentable ante cualquier puesta en escena. También
logra enlazar al espectador a partir de la inclusión del componente enigmático,
a cargo de Hoeks y su constante ocultación
de figura y rostro. Esa expectación lo lleva a Oldman a la maquinación y la
obsesión casi enfermiza por la solitaria muchacha, al punto tal de ir sufriendo
una transformación a lo largo de la historia en su manera de ser y de actuar,
una mutación que solo puede ser entendida bajo los efectos del enamoramiento.
Lo interesante concierne, también, al doble juego al que nos somete su
conductor ante las posibles similitudes entre la falsificación de una pintura y
la que tiene que ver con los sentimientos. Todo ello volcado a través de
imágenes y conversaciones de alto calibre interpretativo.
Movimientos de cámara excelsos y una ambientación distinguida tornan sutil
a esta narración con ciertos aires “hitchcockianos”, en donde las actuaciones
colaboran enormemente a concretar una cinta casi redondita de no ser por
algunas determinaciones discutibles.
LO MEJOR: Geoffrey Rush, brillante papel. La filmación, el recurso a
diferentes géneros para conectarnos con el relato.
LO PEOR: extensa en metraje. La vuelta de tuerca parece anunciarse con
antelación.
PUNTAJE: 7,4
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