domingo, 27 de octubre de 2013

Películas del Recuerdo - Un día de furia (1992)


Liberando el demonio interior

Dirigida por Joel Schumacher y luego ascendiendo a la categorización de película de culto, Un día de furia es un producto que siempre resulta atractivo a la hora de volver a visionarlo o, bien, interesante para repasar algunas escenas memorables.
Con un Michael Douglas netamente “on fire” llevando a cabo una enorme actuación, la historia desnuda las miserias humanas, el desorden social, la falta de cordialidad y de paciencia en la gente y, principalmente, la irradiación de toda la rabia acumulada que una persona pueda almacenar en su interior, exacerbada y magnificada con su pertinente plasmación a los hechos. ¿Quién nunca sintió, aunque sea en efímeros momentos, la necesidad de sacarse el enojo, ante situaciones exasperantes, y destrozar todo aquello que se le cruce en su camino de modo intolerante?


A nuestro protagonista parece sofocarlo inicialmente una mañana acalorada, agobiante que, para colmo, lo mantiene atorado en un embotellamiento de tránsito infernal. Encolerizado, abandona su automóvil y decide emprender retorno a su casa. A partir de allí, cada circunstancia poco favorable que se interponga en el andar de Douglas provocará sus más temibles y violentas reacciones, evolucionando en cuanto a nivel armamentístico (comienza con un bate de béisbol) y desarrollando una furia que parece no tener techo alguno. Del otro lado, y con su siempre disfrutable presencia, Robert Duvall en el traje de un oficial de policía que seguirá los rastros del causante de consecutivos arranques de irrefrenable locura.
Schumacher logra que los inverosímiles resulten entretenidos, tragicómicos y hasta en cierto punto cercanos a la identificación que el espectador pueda percibir con el endemoniado personaje. Más allá de una banda sonora tensa, con nervio y muy a tono con las diversas eventualidades que se sortean, lo atrayente del film también encuentra lugar en su atemporalidad: la tozudez de la sociedad, el racismo y la intolerancia como aspectos de cualquier época.
A pesar de una mutación que se torna cada vez más turbia, ¿cuántos, en la vida real, idearon o maquinaron alguna vez su “día de furia”?

LO MEJOR: Douglas y Duvall. El ritmo de la narración, las secuencias, algunas inolvidables como en la hamburguesería a las que da gusto rememorar una y otra vez.
LO PEOR: ciertas determinaciones se vuelven algo repetitivas.
PUNTAJE: 7,5


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