miércoles, 24 de noviembre de 2021

Last Night In Soho - Crítica

 


Edgar Wright presenta la que seguramente sea su película más madura, dando un salto hacia un thriller oscuro, pero la madurez a veces no suele ir de la mano de la eficiencia, y he aquí uno de los problemas principales de ‘Last Night In Soho’, donde el guion contiene unas cuantas cuestiones que no terminan de cerrar.

Thomasin McKenzie cumple y convence en su rol de aspirante a diseñadora de moda. Se trata de una joven algo tímida, antisocial e inocentemente soñadora. En Londres, descubre que la vida no es tan benévola, topándose con compañeras que se burlan de ella (algo muy visto en el cine, pero que el director explota con buena mano) y descubriendo cada noche, cuando se acuesta, un mundo artístico que esconde un misterio bastante peculiar.

Cuando el film sale de los lugares comunes, se vuelve algo repetitivo y denso. En cada instancia en que Wright ahonda en lo onírico (que es lo que tiene mayor relevancia en el relato para ir entendiendo lo que sucede), el asunto abruma y agota, porque si bien es, en parte, un deleite visual y sonoro, apabulla y no en el mejor de los sentidos.




A Anya Taylor-Joy le basta con su magnética presencia para consolidar una más que interesante actuación, mientras que cada aparición de Terence Stamp (acertada su elección) le aporta el costado enigmático y sombrío a la historia.

Hacia el final y tras un sinfín de secuencias en las que los sueños se entremezclan con la realidad, llegan unas resoluciones cuestionables y, sobre todo, apresuradas en su ejecución, que acaban dejando un sabor amargo por el tratamiento escogido para presentarlas en pantalla.

Lo Mejor: las actuaciones de McKenzie, Taylor-Joy y Stamp. La estética y el apartado sonoro del film.

Lo Peor: el guion y sus flaquezas. Lo repetitivo del relato. De difícil enganche.

Puntaje: 4 Alancitos Diseñadores de Moda sobre 10

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