sábado, 27 de diciembre de 2014

The Drop - Crítica



La oscuridad de Brooklyn

El director belga Michael Roskam es el encargado de sacar adelante a The Drop, del autor Dennis Lehane, reconocido por sus trabajos precedentes al destacarse en el guión de novelas y obras literarias tales como Mystic River, Gone Baby Gone y Shutter Island, las cuales salieron airosas a la hora de ver el resultado plasmado en la gran pantalla.
Aquí se trata también de un thriller en el que el realizador posa su confianza sobre Tom Hardy para que éste encabece el relato en el rol de uno de los encargados de un bar de Brooklyn regenteado por la mafia chechena. Lo acompaña su primo, el fallecido James Gandolfini en lo que representó su último papel (llevado a cabo de manera solvente, como ha sido siempre).


Cualquier cosa puede suceder en las calles de aquel barrio neoyorquino. El frío, las personalidades que emergen y los acontecimientos que se van sorteando (algunos inquietantes, otros más bien intrigantes) dotan al asunto de una oscuridad que le queda como anillo al dedo a la historia. Incluso el drama (y el romance) cobra presencia en el film con la aparición de la convincente Noomi Rapace, quien ya había demostrado su capacidad para conectarse de forma naturalmente emotiva en Dead Man Down. Su personaje representa una suerte de cable a tierra para Bob, el sujeto serio y casi inexpresivo que compone Tom Hardy. En The Drop también es clave la aparición de un pitbull cachorro, lastimado, en un cesto de basura. Rocco, nombre que le da el protagonista al can, sirve como un nexo entre los últimos dos personajes mencionados y asimismo coopera al momento de sacar a relucir el costado más abierto y cordial de Bob, en una suerte de proceso de humanización de nuestro intérprete central.


La película se vale de un ritmo sosegado que sabe mantener entretenido al espectador gracias al buen pulso narrativo con el que Roskam expone los hechos. Existen instancias en que se percibe una muy buena construcción de diálogos que ameniza lo que el público se encuentra observando. Vale resaltar que cuando los silencios están bien manejados (como aquí ocurre) y no incomodan (en el sentido denso de la palabra), las cuestiones se tornan más llevaderas.
A pesar de que no se trate de un thriller que sorprenda por vueltas de tuerca agudas, es acertado mencionar que se guarda algunos giros interesantes que salen a la luz al momento casi culminante de la proyección. Incursionando en el policial y en lo dramático, intercalando ambos sin dificultades y con algunas buenas dosis de tensión, The Drop termina dejando un buen sabor, aunque no trascienda.

LO MEJOR: Hardy, Gandolfini y Rapace. La historia, llevadera, bien narrada. Se consigue crear una cautivadora atmósfera oscura.
LO PEOR: no llega a conquistar por completo.
PUNTAJE: 7,5


domingo, 21 de diciembre de 2014

The Equalizer - Crítica



El vengador

The Equalizer llama la atención por su tráiler y por la presencia de Denzel Washington como figura central del film. El director Antoine Fuqua lo ha dirigido en aquel muy buen policial del año 2001 llamado Training Day, en el que Denzel se lució al punto tal de obtener un Oscar como mejor actor. Todo lo que acontece en la cinta cobra un grado de interés mayor gracias a lo que el mencionado intérprete nos brinda. Por lo demás, se trata de una historia que da la sensación casi todo el tiempo de haberse visto con precedencia. Trillada, de mayor a menor, con instancias de acción ideales para amantes del cine pochoclero.
Robert McCall es un sujeto de apariencia amable. Un solitario (y solidario) de buen trato con la gente, pero a la vez misterioso. Robert no duerme, sin embargo le sobra energía para ocuparse de todo. Trabaja en una tienda comercial que vende una amplia diversidad de artículos y le tiende una mano a un empleado de allí que aspira a convertirse en guardia de seguridad. Lo aconseja y lo entrena. Cada noche acude al mismo bar. Se topa con una joven prostituta (Chloë Grace Moretz) manejada y maltratada por la mafia rusa. Nuestro héroe no puede tolerarlo y decide preparar una venganza por cuenta propia.


La película comienza pausadamente y casi en nulidad de diálogos. Fuqua lo hace bien, administra los silencios y los primeros acontecimientos dejando en el camino, como si fuesen huellas, ciertos retazos de magnetismo. El espectador es llevado al seguimiento de los pasos del protagonista, y cuando Washington está a cargo (omnipresente), quien observa se siente seguro y conforme por la sobriedad innata y natural del actor.
Chloë Grace Moretz, quien sorprendió especialmente desde su rol como Hit-Girl en Kick-Ass, acompaña y congenia de buena manera (aunque tenga poca participación) con Denzel. El resto del reparto cumple con lo justo en relación a lo que la trama requiere.
Vale la pena remarcar que la duración (poco más de dos horas) le juega en contra a The Equalizer, y esto se hace sentir principalmente en los tramos finales. En los pasajes cercanos al desenlace, la narración se torna indefectiblemente pesada, más allá de que se desenfunde un enfrentamiento interesante pero previsible que intenta levantar y animar el asunto.
En la proyección de Fuqua, la acción es sangrienta y feroz. Los movimientos del personaje de Robert son milimétricos, se trata de un tipo frío y calculador que arrasa contra quien se le tope en su camino (¿ni siquiera un peligroso conjunto organizado puede con él?). Cuchillos, golpes de puño, pistolas varias y hasta un sacacorcho forman parte del “repertorio” con el que nuestra figura arremete. Con altibajos, no obstante entretenida, aprueba por la enorme capacidad de Denzel Washington.

LO MEJOR: Denzel Washington. Las escenas de acción. El inicio.
LO PEOR: de resoluciones discutibles e inverosímiles. Irregular, se extiende más de la cuenta.

PUNTAJE: 6

sábado, 13 de diciembre de 2014

Calvario - Crítica



Curas, feligreses y pecados

Muy importante es el aporte de Brendan Gleeson en este film llamado Calvario cuyo desarrollo le hace honor a su título. Guión y dirección de John Michael McDonagh, hermano de Martin, aquel encargado de cintas como In Bruges y Seven Psychopaths. Ambos directores tienen un modo similar en cuanto al tono con el que tiñen sus productos, con pinceladas de un singular humor negro de esos que no suscitan risas pero definen un estilo.
James (Gleeson) es un cura que un día recibe una amenaza de un sujeto que acusa haber sido víctima de abusos sexuales por parte de un sacerdote cuando era pequeño. Así comienza Calvario, con una escena inicial que impacta apenas pronunciada la primera frase de la narración. Crudas y fuertes son las confesiones que da este feligrés, incomodando además al espectador. Lo provee a nuestro protagonista de unos días para que ponga en orden sus asuntos y luego lo asesinaría el domingo porque “matar a un cura inocente sí sería noticia”.


Tras ese chocante prólogo, la cámara no se aleja de Brendan Gleeson y nos invita a seguirlo en cada uno de sus movimientos y visitas a diferentes sitios e individuos con los que se encuentra. John Michael McDonagh aborda las identidades de una serie de personajes bastante excéntricos, desde un barman, pasando por un millonario acongojado hasta llegar a un taxi boy. Cada uno de ellos posee un comportamiento casi de rebeldía o de desazón, en mayor o menor grado, hacia la iglesia y las cuestiones que rodean a esta. La ironía y la acidez están a la orden del día en los desprejuiciados diálogos que mantienen entre los participantes, pero también existe un enfoque más profundo y reflexivo, sacando a relucir el drama, el género que predomina en el relato.
El perdón está subestimado, parece ser uno de los lemas de nuestro intérprete principal. James escucha y atiende a distintas personas que confirman y cuentan que han pecado. No siempre su presencia y sus sugerencias llegan a buen puerto. El pesimismo y la deshumanización por momentos reinan en las expresiones de quienes se ven implicados en los eventos. Remordimientos y arrepentimientos, algunos, pero a la vez la duda hacia los postulados religiosos. En la proyección de McDonagh, tanto la crítica contra la iglesia como el cuestionamiento y el prejuicio en torno al sacerdocio tienen sus apariciones.
Con un Gleeson sobresaliente, Calvario resulta interesante y dura en partes iguales. Una cinta en la que muchas de sus líneas o conversaciones quedan retumbando en la mente del observador.

LO MEJOR: Brendan Gleeson, de convincente y entrañable interpretación. Acompaña en buena forma Kelly Reilly. Los diálogos, la forma en que está contada la historia.
LO PEOR: algunas secuencias tal vez de relleno.

PUNTAJE: 7

sábado, 6 de diciembre de 2014

Los Juegos del Hambre: Sinsajo - Parte 1 - Crítica



Un prólogo extenso

Ese personaje femenino y aguerrido llamado Katniss Everdeen, compuesto por Jennifer Lawrence, ha sabido ganarse el respeto y sobre todo el fanatismo de fieles seguidores/as de una de las sagas juveniles contemporáneas más exitosas. Lo que supone el cierre de Los Juegos del Hambre se divide en dos entregas (así como también ocurrió con la saga Twilight y con la de Harry Potter).
Sinsajo – Parte 1 representa el prólogo de lo que luego estallaría en la próxima cinta. Más allá de que se trate de una producción correctamente efectuada, carece de la fuerza y de la intensidad necesaria como para mantener cautivado al espectador, siendo el punto que más en contra le juega a la hora de ocasionar interés. Dos horas de duración dentro de las cuales la irregularidad y los cambios de ritmo (en oportunidades bruscos) parecen manifestarse con bastante recurrencia. En la película dirigida por Francis Lawrence, una escena poseedora de tensión es cortada abruptamente para introducir al espectador en otra en la que las cosas se desarrollan con parsimonia desde los diálogos, filtros de colores y música. Es casi una constante que acentúa las vertientes y que a la vez desconecta.


Más allá de algunos componentes que la desestabilizan, la historia tiene instancias en las que se hace sentir la buena labor de realización, de una factura técnica que da la sensación de ir en nivel creciente de una entrega a otra. La transformación de Katniss sigue en pie, volviendo a sacar a la luz su perfil guerrero. Sinsajo intercala la supervivencia con la rebelión en masas, pero todo de una manera muy introductoria. Se trata simplemente de la entrada al plato principal, ese que amenaza con dejarnos más satisfechos y con explotar en todas sus dimensiones.
Vale mencionar que desde el flanco actoral, la obra sale bien parada, tal vez mejor que en las precedentes. En este aspecto siempre resulta entrañable observar al fallecido Philip Seymour Hoffman, aquí con apariciones esporádicas pero cumpliendo con holgura, como de costumbre. Una Julianne Moore de aspecto envejecido acapara determinadas secuencias y da gusto verla compartiendo otra vez espacio con el mencionado actor de The Master.
En este tipo de presentaciones suele reinar una pregunta que abre el debate y pone en duda la necesidad de la fragmentación del material correspondiente al último libro en dos episodios. Unos aproximados 125 minutos de metraje resultan excesivos para lo que Sinsajo – Parte 1 se aboca a narrar. Un preámbulo extenso que saca unos puntos extra por la calidad de sus intérpretes y por dos o tres situaciones con las que la intensidad oculta en casi todo el relato asoma brevemente.

LO MEJOR: los personajes. Las actuaciones. Buena factura técnica.
LO PEOR: carece de tensión. De tranco muy lento. Intermitente. Inferior a las entregas anteriores. Demasiado introductoria.

PUNTAJE: 5